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(Esto es sólo la idea, la puse para que no se me olvidara y para ver si alguien tiene alguna sugerencia)

Un escalofrío comienza a recorrer mi cuerpo. Aquí viene otro, y uno más. Los pelos ya están de puntas y mi cabeza comienza a palpitar con tono creciente. Siento cómo esta sensación recorre cada parte de mi cuerpo. Ahora se detuvo. Mi mente esta en blanco, como este papel, y quiero escribir algo pero no se me ocurre sobre qué.
No lo pienso más, agarro la correa y voy en busca de mi perro, mi fiel compañero de aventuras imperecederas. Ojalá que nunca te mueras, no ahora, porque no tendría con quien compartir mis historias. No se cómo pero él siempre sabe cuando lo voy a sacar a pasear. ¡Se vuelve loco! Mueve la cola de lado a lado y con su cabeza persigue el collar para que se lo ponga rápidamente. Me lengüetea la mano y me tira con fuerza. “Calma, calma, ya vamos a salir”. Mi perro, mi mejor amigo.
No alcancé a abrir la puerta cuando Lucas me pegó un tirón y ya nos encontrábamos del otro lado de la calle. Le grite a la María, la sirvienta, que cerrara la puerta y que nos esperara con la comida lista. Ella me sonrió y no dijo nada, cerró la puerta y no la vi más. Que raro, siempre me preguntaba hacia dónde iba o a qué hora iba a llegar, pero esta vez fue distinto, pero algo en su cara me daba una tranquilidad. Quizás sólo se le olvidó. Ella tiene ya sus años, es lógico que no pueda hacer todas las cosas y que se le olviden otras tantas. Bueno no importa, la María es muy gentil y una muy buena ama de casas, así que no le di importancia al asunto.

¡Perro pillo! Me guiaba directo hacia la plaza donde el día anterior había conocido a una hermosa labradora de pelaje color crema, igual que él. Habían estado coqueteando toda la tarde mientras yo leía el diario y fumaba un puro de esos que impregnan el aire con un aroma a vainilla. Me los regalaron en algún lugar que en este minuto no recuerdo.
Por fin llegamos, pero nos encontrábamos solos, Lucas y yo. La plaza se veía oscura, en el aire predominaba un aroma gris y las plantas se erguían como estatuas bajo un sol que no dejaba distinguirse entre medio de las nubes. Todo estaba sereno y la calma abundaba en todos sus rincones. Las piedras se desvanecían bajo la niebla y mis pies comenzaban a dar los primeros despuntes de un frío inadvertido. Una rama crujió a mi derecha y de una pileta comenzó a brotar agua. Un cuervo cruzo el cielo chillando y detuvo su vuelo en un eucalipto, que se encontraba frente a mí, y su mirada en mis ojos. Dejé caer la correa bajo mis pies a lo que Lucas salió corriendo a perseguir quién sabe qué detrás de unos arbustos. “¡Lucas! Ven perro. No me hagas tener que ir a buscarte”. Pero nada. Ahora me encontraba solo. Un nuevo escalofrío recorrió mi cuerpo lentamente. Las manos se entumían y mis pies tiritaban. Una extraña sensación de soledad se hizo presente en el lugar como sin aviso. Los dientes comenzaban a apretarse en mi boca y mis labios se tornaban oscuros. Algo me está pasando, cada vez siento menos mi cuerpo. “¡Lucas! ¡Lucas!”. No oigo nada, y mi boca con un poco de suerte alcanza a pronunciar una que otra palabra que se van convirtiendo poco a poco en balbuceos. Súbitamente todo ha oscurecido y no logro encontrar mi cuerpo; mis manos y mis pies no me reconocen. Quiero gritar pero mi voz no me acompaña. Lentamente me encojo hasta tomar una posición fetal. Me siento aliviado, como en el vientre de mamá. Hay una paz profunda en ese lugar. Ya todo pasó.

Abro los ojos y aún es de día. El sol brilla generoso sobre los cerros. Un aroma fresco entra por mi ventana, son las rosas y tulipanes que recién brotaron en el jardín. Suena la puerta, La María me dice que me han venido a visitar. “Adelante” le digo, al cabo que unos hombres vestidos de blanco entran en mi habitación. Es el doctor del pueblo y su ayudante. “¿Cómo se siente?”, me pregunta. “No lo sé”, le respondo, “pero tengo un leve escalofrío desde que comenzó la mañana”.

Texto agregado el 03-12-2004, y leído por 186 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
16-02-2005 Mira, para mi esta bien narrado, y me parece que es solo un seño, o ensoñacion de alguien que tiene un poco de fiebre... La sintanxis esta bien manejada... adelante! peinpot
08-01-2005 Consejo: define más que sucede al narrador-personaje, dale una causa y un fin, si quieres abierto, pero que suceda algo, que haya acción. tobegio
 
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