CALIDAD V/S CANTIDAD: el debate de una ignominia.
Hoy en día se suceden libros a pedido del mercado. Y aquí quiero ser honesto, aunque produzca ciertos rechazos y saque ronchas -vaya necesidad, la mía-.
La primera vez que leí a la Isabel Allende fue allá por 1988, después de un empadronamiento automovilístico por parte de nuestros queridos “pacos”, en el lugar en que viví cerca de 22 años: el motivo era que Pinochet hacía su campaña del Sí y se presentaba con discurso y todo en “La Araucana”, complejo deportivo, que está a una cuadra de la casa de mis padres, con un millar de mujeres, adultos mayores y niños que salieron todos con globos y adhesivos en sus solapas y chalecos con un Sí de tremendo tamaño. Con un amigo fuimos a ver el contingente apostado en las calles, un helicóptero militar sobrevolando el área y un par de francotiradores apostados en el techo de aquel gimnasio, para realizar nuestro ingenuo y frustrado acto de protesta –que no viene al caso relatar-. Pero bien, volviendo, fue en esa ocasión que encontré un libro en la banca de la plaza, abandonado por descuido por algún lector que asistió a ese mitin. Aquel libro era la opera prima de la Isabel Allende, “La Casa de los Espíritus”: una obra llena de poesía hecha prosa, vasta, extensa pero en definitiva una obra interesante en términos artísticos. Aún no había leído nada de García Marquez y cuando leí “Cien años de soledad” un año más tarde, me dije “este chato es un vil copión”. Craso error. Luego con mi participación en diversos talleres literarios andantes, siempre surgía la discusión sobre la calidad de las obras de la Allende. Hoy con el tiempo y habiendo leído gran parte de sus obras, me salta una gran duda ya planteada en mi primeros pasos de lector compulsivo. Cuál es el leiv motiv de escribir de esta autora: necesidad estética, artística o bien la necesidad de ego literario, de verosimilitud.
Es la autora Chilena y acaso latinoamericana, más leída en el mundo y la que más vende, nuestra Corín Tellado, nuestra Agatha Cristie chilensis. Sin embargo eso es sólo un dato de la causa. Vender más no significa necesariamente calidad, solo un gusto mediatizado. ¿Quién no se hace agua con historias de amores y desencuentros, de sufrimientos hospitalarios, de comidas eróticas y de ciudades bestias?. Hay un componente feminista en sus obras, mas concuerdo en que no hay una mirada de mujer empoderada en ellas. Habiendo leído a la Marcela Serrano, prefiero a la chica Allende, pero en comparación a la María Luisa Bombal -destacada por el mismísimo Borges- no llega metalingüísticamente ni a los talones.
Hay escritoras con un a cierta mirada de genero mejores en el amplio especto de la palabra: “Memorias de Adriano, de la Marguerite Yourcenar, “El Amante” de la Marguerite Duras, las novelas de la depresiva Virginia Wolf, la Mastreta, la Restrepo, los diarios íntimos y eróticos de la Anaís Nin, que merecen nuestra atención y goce por darnos obras con un componente de verdad y de belleza única, cada una en su estilo, aventajadas, con una mirada desde lo femenino, que nos dan la impresión cierta que serán autoras supérstites del tiempo, que traspasaran nuevas generaciones de lectores y lectoras.
Es inútil entrar en un debate ignominioso, en el cual los gustos están mediatizados, enajenados por el libre mercado y por la globalización. Sin embargo la libertad de elegir es lo que hace en definitiva y en el más amplio especto de la palabra elegir, que una sociedad abierta se constituya en un garante de la tolerancia y la diversidad. Mas eso implica que los ciudadanos, y en este caso los lectores y lectoras, se preocupen por estar informados para que el “gusto” mediatizado esté en poder del individuo y no de las masas.
Por eso nuestra Isabel Allende, nos dará año tras año, novelas, crónicas y recetas que serán de seguro las más vendidas y más leídas en el mundo, que sin embargo nos proporcionarán la impresión de estar –y parafraseando a la chica Allende- en la literatura inventada llena, no de verdad, sino de verosimilitud, siendo la escribidora –y ojo, no la escritora- mas grande que ha tenido nuestra América(n beuty) después de la Cristie y la Tellado
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