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Abrazo tus hombros.
Al besar tu cuello, froto mi nariz en el caracol de tu oreja.
Mis brazos ruedan... .
¡ Mira a través de la ventana!
y percibe como relamo la frutilla de tu cerviz.
Tu espalda es un mar,
mis labios una barca.
Remo a la vera de tu columna y la habito de jazmines.
Entreabro tu boca y la inundo; anhelo que los corales de la pasión fulguren y al golpe de los besos, el deseo se exhiba.
Tienes fresas de mar en los bordes.
y en el trapecio del cuello sobrevivo a tus latidos. Al caer la blusa arribo al muelle de tus pechos.
Destrabo el corpiño.
Admiro tus cimas;
Hurgo en su corona y brotan las yemas.
Mi lengua va y viene.
Aprieta mi nuca y acariciame.
Si no lo haces, pensaré que no estás.
No escondo la fiebre.
Acércate, quiero habitar en ti sin detenerme en el tiempo.
Tirémonos en la alfombra y en ella dejemos nuestra ropa.
Ansío vivir en tu boca. Soñar en tu boca. Abrázame y seamos el viento de la flauta.
Correré mis manos por tu cintura, y retornaré a tu espalda y seré barca navegando en los mares de la luna.
Remando sobre el mar de tu vientre anclo la agitación en la copa de tu ombligo.
Redondo, profundo, con una muesca que parece un pétalo curvado. Lo orado con mi lengua y el aliento es un carro de fuego que vuelca hacia tu cadera; abajo el precipicio de tus íngles.
Tu sexo es un brote que será flor, me acercaré hasta que la fiebre lo impulse a mirarme. Tocaré con mi papila el borde y lo envolveré como la luna hace a la hierba.
Estás humeda y vuelan sobre tu piel luciérnagas. ¡Me haces feliz! Ayúdame. Abre tus columnas, y lameré con mi apéndice tu hoja.
¿Me introduzco en ti? ¡Estoy frotándote!
Mis labios están en tu boca, en tus pechos.
Si me das una señal sabré que aceptas. Tu cuello es un refugio para mi barco pirata.
¡ Tanto tiempo pensando en ti!. Ábreme tus múslos. ¡Nos ayudamos! ¿Estoy dentro ? Así será hasta que el placer inunde. ¡Hagamos círculos! te llevaré entre los hombros de las montañas y bailaremos sobre las nubes.
Me encanta saber que tu respiración es más fuerte, que tus pechos se hinchan; pezones de rubí, labios de granada, pecas que se encienden.
¿Te llegó? pues no encierres el gemido ¡sácalo! Me excita saber que tienes tus gritos pegados a mi oído. Abrázame fuerte, abrázame. Nos fundimos entre tu oquedad y mi apéndice. Tomados del alma, mientras dentro de nuestros cuerpos se gesta un rio que se derrama sobre los surcos de tu pradera.
Una manta nos cubre. Júntate más y besémonos. Recuéstate en mi pecho. Te abrazo. Mis manos se unen con las tuyas y escucho tu corazón pegado al mío. Como dos flores que nacen de un mismo tallo.
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Texto agregado el 03-12-2004, y leído por 593
visitantes. (13 votos)
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Lectores Opinan |
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31-08-2008 |
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Dios y es asi!! que jevii!! rebecaonline |
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06-08-2005 |
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Eróticamente hermoso. *****. Un beso. Pilef |
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12-12-2004 |
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Mis felicitaciones por saber llevar la barca entre un mar de rocas sin dañarla siquiera. Un saludo de SOL-O-LUNA |
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11-12-2004 |
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Muy sensual aquí mi querido Rubén, sensual, soñador y bello texto.
Mis estrellas. carloel22 |
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06-12-2004 |
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"Como dos flores que nacen de un mismo tallo." Son el Amor y el Erotismo. Un poema que empapa el alma y el cuerpo ¡Felicitaciones! y besos.
maravillas |
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