Todo pasó una noche fría de la capital, la gente en sus ires y venires, en su trajín de comienzos de navidad entre luces de colores parpadeantes y lienzos de imágenes del niño que nació entre un pesebre, era noche de comienzos de la época de la alegría pero algo pasaba en esa noche, algo cambio y esa noche de luces se convirtió en una oscura celda de imágenes efímeras.
Todavía recuerdo el cuarto de hotel, algo chico pero acogedor, sin embargo esa ventana oscura me recordaba los días en el orfanato donde teníamos ventanas de ese tipo, enrejadas y solo se veían esperanzas y sueños de volar, pero no siempre era así, también se convertía en la prisión del pensamiento y la libertad, a ninguno nos gustaba esa ventana era fría, sin vida, pero nos esforzábamos para algún día no volver a verla.
En el hotel me senté un rato a pensar andes de salir a cumplir mis compromisos, los odio. Odio tener que comportarme deacuerdo a las situaciones, eso me aprisiona me da ganas de gritar, pero debía controlarme, en mi profesión las emociones se bajan en un segundo plano, como si no existieran, solo se vive por el dar lo mejor de sí, no más. Solo pensaba en lo mucho que he cambiado desde que salí del orfanato, los sueños que deje de realizar, los amores que se hunden en el mar del olvido, las muchas batallas que libré con Jairo, mi mejor amigo y el único que he tenido, éramos soñadores, locos de remate, no había cosa que nos derrumbara, ni el estar solos en épocas como estas. Recuerdo que en navidad salíamos a cantar a las calles de Medellín y veíamos las familias festejar la venida del niño Dios, era triste y gratificante el verlos, muchos pedían juguetes y ropa, nosotros pedíamos un papel y un lápiz, para escribir al cielo, a nuestros padres que los queríamos y les deseábamos feliz navidad, el era mi maestro en cuanto a ser desquiciado y si que lo era, jamás nos poníamos a maldecir la vida, solo le jugábamos bromas, pero había a alguien al cual no queríamos ver en la vida, pero nos seguía a todos lados, la muerte jamás dejo de perseguir nuestros sueños, era lo que más conocíamos pero al mismo tiempo nos daba miedo de ella, se había llevado a lo más preciado de la vida de dos niños de 11 años, se llevó los recuerdos que viviríamos con nuestros padres, solo teníamos un recuerdo borroso de mamá y papá, solo recuerdo de mi madre su mirada, de mi padre no recuerdo nada, Jairo me decía que su madre era la mujer más hermosa pero yo le decía que la mía lo era más, era una lucha de bellezas maternas, siempre coincidíamos en todo menos en eso, eran momentos que nos ponían tristes pero con una travesura hacíamos cambiar la tristeza con un poco de alegría, eran momentos que recordaré por siempre.
En ese cuarto de hotel recordé mucho de mi infancia entre rejas de tristeza, estaba melancólico, la agonía se asomo por aquella ventana oscura y traía un poco de amargura, serré la ventana intentando no llenarme de esas sensaciones amargas. Solo me quedé en silencio, no sabia que hacer, estaba atrapado en los recuerdos de una infancia que casi no se me venia a la mente, no me gusta recordar lo que fue mi vida, era un mar de llantos, pero algunas veces tuve esperanzas y motivación de hacer realidad mis sueños, no sabia porque el recuerdo de Jairo de me venia a la mente y mi corazón intentaba salirse de mi, estaba turbado, con miedo, no sabia que sentir y que hacer. De repente la vi llegar, era el personaje que más me ha dado amargas memorias, era la muerte, tan solo llego y se sentó, me miro fijamente como recordando donde me había visto antes, yo la miraba intentando darle la repuesta que ella quería, hasta que decidió hablar: _ Ya son 10 años Julián, 10 años_, me recordó, era el niño que se quedó sin lagrimas y no pudo llorar sobre el cuerpo de su madre, el que vivió entre soledad, me recordó, eso por lo menos es un buen comienzo. Yo solo la mire, como conteniéndome, no le guardaba rencor pero tampoco quería verla, a no ser que ya fuera la hora, me decidí a hablar: _Si ya son 10 años amiga mía_, ja le dije amiga, tal vez porque la repesaba, sabia de lo que era capaz y es mejor tenerla de amiga, si no puedes con el enemigo, respétalo y no lo determines hasta que venga a acabarte, Era una conversación cortada, no sabia que decir hasta que ella me dijo algo que jamás olvidare en mi vida: _¿Por que medico?, no te cansas de luchar una batalla que no tiene victoria, sabes que todos morirán, ¿porque les alargas la vida?, ya viste, se te murió un paciente u solo es le primero de muchos, no juegues a vencerme, no lo lograrás_. Esas palabras me turbaron, pero me repuse y solo pude reírme, era una risa de las que tenía cuando hacia travesuras con mi amigo Jairo, esas palabras eran directas, como queriendo que le respondiera algo, pero no lo hice, que le diría a ella, solo me reía de su hipocresía, vino a confrontarme, creo que se equivoco al venir, dije, pero la conversación no terminaría allí, solo era un rompe hielo, para entrar en calor, me estaba probando, quería ver si los años habían hecho un hombre rencoroso. Era la tercer vez que veía la muerte, pero era la primera en la que hablamos, era una charla inevitable, algún día teníamos que hablar, pero ella estaba a la expectativa como queriendo que le preguntase algo, sabia que era lo que pensaba así que solo le dije: _no me interesa saberlo, para qué_, ella me miró y se rió, esa risa si que da miedo, ver reír a la muerte es raro así que también me reí como para no hacer mal dúo.
Entre la charla hablamos de mucho y nada, de lo que he hecho, lo que quería, en fin cosas que se le preguntan a alguien que no has visto en mucho tiempo y te gustaría saber que ha hecho, eso era lo que me preocupaba, porque no daba el golpe de gracia y listo, que necesita saber de su victima, así que le dije: _Oye porque no te das prisa, o es que solo viniste de visita, pues no es por echarte, pero si no me vas a llevar, tengo mucho por hacer, no te estoy echando, es que debo hacer muchas cosas, ¡tu sabes¡, se llega a adulto y ya vives atairado, tu entiendes_, pensé que me llevaría o se iría enseguida pero solo siguió hablando, así que le ofrecí una copa de vino, ella me dijo que la acompañara pero no bebo, cosas de profesión. Se tomó dos copas y de una mirada gélida empezó a hablar de lo que estaba pensando antes de que llegara, de mi infancia y de Jairo, ella me preguntó: _Oye a ese Jairo si que lo a tratado bien la vida, esta de muy enamorado, creo que se ha convertido en un buen tipo, me cae hasta bien_, yo lo miré y le dije: _si es un gran tipo, y mejor es que está mas loco que yo, ese si que da miedo, ese Jairo es un amigazo, el único que he tenido en mi vida, y si, esta muy enamorado, ese por lo menos le fue bien en amor y hasta piensa casarse, espero que la vida lo trate bien, tu sabes porque_, al terminar de hablar ella me miró, pidió otra copa, se la bebió de un sorbo y dijo: _bueno te dejo, creo que estas bien, lo superaras, debo hacer una visita pero no me tardaré mucho en esta, nos veremos otra vez…._, esas palabras me inquietaron y cuando le iba a preguntar por ellas el teléfono sonó, solo voltee una fracción pero en ese instante la muerte se esfumó de cuarto del hotel, el teléfono siguió sonando, lo tome, en el fondo se escuchaba una voz entrecortada que tan solo dijo con frías palabras: _Julián….. Jairo acaba de fallecer_.
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