Don Augusto, hidalgo caballero
falto de fortuna y dinero
con Liborio su fiel escudero
entrando en la ciudad de Granada
topáronse con una pequeña posada.

los grandes encantos de la mujer del posadero
embriagan por completo al vivaz caballero
con las risas y miradas de la pícara dama
Don Augusto se la quiere llevar a la cama.

con movimientos seductores la dama sube a su habitación
Mas el posadero tomolo de compañero de conversación
preso en la charla del posadero y no pudiendo subir
manda a su escudero un mensaje a la dama tranmitir
que en su cuarto aguarde su llegada
que pronto sería su amada

las escaleras el escudero subió
y a la puerta suavemente llamó
mas de la oscura alcoba unos brazos salieron
que con fuerza lo asieron y para dentro lo metieron

y así era dominado por la dama que de placer gritaba
vino tinto de rioja
buen vino de rioja
mas tras el primero siguió otro y ella no paraba
y fueron cuatro y cada vez ella más gritaba

escucho algo el posadero y las escaleras subió
con garrote en mano la puerta fuerte abrió
para salvar su vida por la ventana el escudero saltó
mas la caida dura fue y con unas piedras se topó

libre el caballero, que era su oportunidad pensó
subió las escaleras pero de cuarto se confundió
desnudose y emocionose cuando en la cama palpaba
que el cuerpo de un robusto arriero tocaba
despertose y gritó el arriero asustado
acudió el posadero que vio al empalmado
-os confundisteis de cuarto que es el de aqui al lado

os guiare a vuestro cuarto, mas pasaz vos delante
que no es menester llevar detras de uno tal talante

Saliendo de granada díjole así Don augusto a su escudero
buen vino el que nos sirvió el posadero
y grande dama, mas no palpe su trasero

respondiole el escudero
con sus partes doloridas
de tantas envestidas
-no quiero mas vino de rioja en esta posada
que eso es cosa de beber y no de follada


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