“A SALTO DE MATA”: Critica de un autor en tres actos
“Cuando llegué a la treintena, pase por unos años en los cuales todo lo que tocaba se convertía en fracaso. Mi matrimonio terminó en divorcio, mi trabajo de escritor se hundía y estaba abrumado por problemas de dinero…. La culpa era solo mía”
Así inicia esta gran crónica autobiográfica, memorias, llamada “A salto de mata” (hand to mouth), publicada en 1997 por el escritor Paul Auster. Es la narración de su vida, que va desde su infancia hasta llegar a la cúspide de su fracaso ya en la treintena de su vida, su relación con su vocación literaria y su relación con el dinero.
Auster, nacido el 3 de febrero de 1947 en Newark, Nueva Yersey, fue una persona común que llegada su adolescencia se dio cuenta que lo único que lo haría feliz era escribir. Debo confesar mi prejuicio con los autores norteamericanos de la segunda mitad del siglo XX. Sólo leí obras de Capote, Faulkner, Hemingway, Fiztgerald, Miller, Mailer, pero a los más jóvenes nada. No se por qué visitando una librería en Providencia en 1999 tome un libro llamado “Leviatán” (Anagrama, 1999) y leí la contratapa que decía: “un día de 1990 a un hombre le estalla una bomba en la mano y vuela en mil pedazos”. Policíaca, suspenso y acción –me dije- y aunque no era mi propósito buscar esto en un libro, el vendedor me convenció de leerla. Y bueno, Anagrama, la editorial que publica sus obras en lengua castellana, tiene una reputación equivalente a la Seix-Barral de los sesentas y setentas, por lo que sólo publica autores de un nivel superior en la estética y en el fondo. La compré. La devoré en dos noches y un día. Mejor dicho, el libro me engulló en ese breve tiempo. Se supone que es la obra mejor escrita, la cumbre del autor. Publicada por primera vez en 1992, lo consagra como un referente de la nueva narrativa americana y es de esos autores, como diría Cortázar, que gana por knock out y no por puntos. La novela es la historia de Benjamín Sachs, un tipo idealista, lleno de ambiciones comunes y corrientes, que frente a un fracaso, una desilusión, decide volcar su rechazo a la cultura norteamericana y a los falsos valores de la “mejor democracia”, realizando estallidos, destruyendo las copias de la estatua de la Libertad, repartidas por pueblos y ciudades del país del norte. Ahora bien, la historia es contada por su amigo Peter Aron –que es el Alter ego de Auster- y la cuenta a través de un relato llamado Leviatán. Peter Aron, es el amigo que lee la noticia de un hombre que vuela en mil pedazos al manipular una bomba; inmediatamente cree que ese hombre es su amigo Sachs, desaparecido por más de 4 años, que deja mujer y trabajo burgués, y que nunca se sabe el por qué y el destino de su acción. El FBI se encarga de investigar, y llegan a Aron. Éste empieza a armar el rompecabezas de esos años en que su amigo esta en el más completo anonimato, combinado además con su propia historia, su fracaso matrimonial, su vocación literaria y su decepción del sueño americano.
Lo que Auster aquí relata es su propia biografía, que lo repite en general en casi todas sus novelas: “El palacio de la Luna” (1989), Trilogía de Nueva York –“Ciudad Cristal”, “Fantasmas”, y “La Habitación Cerrada”- “La Invención de la soledad” son novelas que recomiendo leer. Sin embargo con “Leviatán” uno se deja seducir por su valor ético y estilístico, por su inteligencia y por no utilizar fáciles y monótonos recursos literarios. Te entretiene, pero a la vez te deja un gustito de angustia, te cuestiona, te conecta con tus propias emociones y vivencias. Es eso lo que tiene esta novela, que sólo los grandes escritores te dan, que escriben por una vocación estética y literaria, y no por un afán de ego económico.
Fue esta novela la que me llevo a saber más del autor –peligrosa mala costumbre- y es aquí donde me encuentro –a Dios, gracias- con “A salto de mata”. Amigo de nuestro Skarmeta, Paul Auster nos entrega este libro en 1997 y que sólo conseguí por medio del BIbliometro –cuesta arriba de $19.000.-- La primera parte relata sus memorias: el por qué decide escribir – es decir el por qué del fracaso- , el matrimonio fallido, sus oficios de marinero, traductor, obrero, guionista y su acercamiento con el arte y sus asiduos visitantes (hay un encuentro con John Lennon, cuando se interesa por un cuadro de arte moderno, simpáticamente relatado, y que Lennon describe también en el que fue su último álbum “Doble Fantasía”). La muerte de su padre que marca el final de una serie de pérdidas, duelos y fracasos. El libro publicado en Anagrama -406 páginas- sigue con 3 obras de teatro las primeras del autor y que son representadas con una desilusión exitosa; un juego de Cartas que se explica, y que inventó para conseguir algo de dinero y superar las pellejerías, y remata con un relato policíaco entretenido.
En esta biografía hay un una inteligente descripción y análisis del dinero y como opera en las decisiones fundamentales de nuestras vidas y como muchas veces nos lleva a la infelicidad y al fracaso. Hay también una captura irónica y autentica a lo que consideramos “éxito “.
A partir de “Leviatan” –termino que alude a algo gigante, monstruoso- sentí la necesidad casi obsesiva de leérmelo todo, de estudiar su estilo y su tiempo narrativo, de tomar notas y al mismo tiempo disfrutar el clímax novelesco que es como un orgasmo dionisiaco sostenido a lo largo de la lectura. Sin duda a Paul Auster hay que leerlo. Reconozco que Anagrama, la editorial que lo publica es carísima, pero para eso están las bibliotecas y el Bibliometro. Cualquiera que sea su obra, existe honestidad, valentía, estilo, sensibilidad, locuacidad y verdad que sólo los buenos escritores nos dan.
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