Desconozco quien seas, pero se como nombrarte, en los años pasados y en los tiempos entrantes, seguirás presente, tu que arrebatas la vida, que desquicias los sueños, la imprudencia acompaña la semilla de tu árbol, que pronto dará frutos iguales.
Tu carnicero de ideas y de porvenires, el cielo se estremece al escuchar tus palabras, por la cobardía que en ellas se ocultan, no mantienes la paz del cordero.
Tu verdugo con calumnias escudas tu nombre, asesino de vidas, no es necesario tener un arma para robarlas, no es necesario penetrar para herir con algo ajeno, las palabras que subyugan el alma de los que tenían fe, han alimentando la desgracia de los infantes, y resguardando tu villanía en sonrisas y miradas, tu el humillante asesino de tiempos, pide por tu alma.
|