Solo pensaba en abrazarte
muy fuerte y muy despacio,
con brazos de serpiente,
como si no existieramos.
Allí estaba yo,
sola como la luna;
a dos metros y medio de tu vida,
y en el angulo equivocado.
Atenta,
llenando los cajones de mis sueños
de libros de aventuras,
leyendote de lejos las lineas de la mano,
adivinandote...
Texto agregado el 02-12-2004, y leído por 118
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