Bajaba por los cerros de Valparaíso. Su respiracion agitada, resonaba fuerte entre ese laberinto de escaleras y casas, y ante sus ojos se abría el mar. No recuerda haber visto un mar mas bonito que ese.
Habia un brillo en sus ojos, pero no se distingue entre felicidad o tristeza. Se detiene un momento a contemplar su mundo. Las imagenes se suceden rápidamente, como un huracán. En momento como este, se da cuenta de lo pequeño que es, y de lo mucho que debera luchar, para conseguir lo que quiere. Continúa bajando lentamente, pero su mente corre a mil por hora. Todo se presenta ante él. La universidad, su ex, su familia... todo parece tan lejano que se sorprende de lo cerca que en realidad está. Siente que los recuerdos le pesan, pero sabe que no debe deshacerse de ellos. Sin arrepentimientos. El no estaría alli si no fuese por esos recuerdos, no, deshacerse de ellos no es una opción. Lo que debe hacer es cambiar la manera de recordar las cosas. Ordenarlos de la manera más eficiente posible, de manera que todos estén alli cuando los necesite. Porque los va a necesitar, eso es un hecho, lo tiene asumido. Mira el mar, pero ya no se siente tan pequeño. Este es su mundo ahora. Lo intentará aqui. Vivirá aqui. Sobrevivirá aqui.
Su cabeza liviana se pierde entre esas escaleras. El eco de sus pasos resuena un instante más.