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Hoy es Jueves, usualmente estas actividades se programan los Jueves aquí en la “U” , allá a lo lejos, está ella; yo si la puedo reconocer, a veces tengo miedo, pero recuerdo sus palabras, las de ella – no hay problema si se cansa o tiene miedo se va para atrás y allá se refugia – y el miedo que tengo no es por mi, es por ella, creo que siempre trato de protegerla aunque ella tenga mas de diez tropeles encima mientras que para mi este es el primero. Detrás de esa capucha esta la mujer que mas admiro y quiero; una guerrera, ella pelea y enseña a pelear pero sobre todo enseña por que pelear y, claro es bellísima .
Ayer yo salía de aprender una lección única sobre el imperialismo, yo, soy un estudiante de Economía y antes pensaba que la globalización era la herramienta numero uno para exportar la calidad que hay en este país; pero ayer un campesino al cual le enseño a leer ya escribir, me explico que era la globalización y que había hecho con el campo, así entendí porque hoy debía estar aquí.
Voy a contarles como es que ayer le dije a ella que yo quería estar aquí; primero llegue a contarle que Don Octavio, que es el campesino del cual les hable, escribió llubia y le dije que era lluvia y el me dijo que en su campito jamás había visto llover con “V”...
Esperen un momento parece que los parejos del baile – como dicen aquí- ya llegaron, a lo lejos escucho una consigna ¡por nuestros compañeros caídos en la lucha, ni un minuto de silencio, toda una vida de combate!, voy corriendo rápidamente hacia la reja, ella se me acerca y me pregunta que si tengo miedo y yo le digo que no,- vamos al frente – dice y yo le digo vamos, solo hay una pratulla cerca y no hay indicios de enfrentamiento aun...
Como les estaba contando, ayer le dije a ella, - por cierto se llama Elizabeth – que quería estar aquí y, se alegro mucho y dijo que tenia que decirme algo, pero lo haría cuando lleguemos a la casa, mientras tanto hay que preparar todo para mañana...
...¡Llegaron! Hay una tanqueta voy tras ella, acaban de coger a un muchacho, estoy pendiente de Elizabeth. Como lanzando justicia con la mano, estoy lanzando piedras; como redimiendo mis pecados, como limpiando sus culpas; corro al frente y los miro, son demasiados policías con miradas de perros rabiosos dispuestos a arremeter contra unos 600 estudiantes y uno que otro profesor, corro hacia ellos y alguien me toma un brazo, es la che, un amigo de Argentina que esta en mi curso – no des tanta papaya – dijo – es importante emocionarse, pero no alocarse – y Elizabeth parecía cansada, se agacha, voy hacia ella, pero dos compañeros mas la socorren inmediatamente, los gases me tienen casi ciego pero sin embargo voy hacia ella; ya estábamos en la parte de atrás, en una zona determinada para socorrer a los compañeros que estuvieran mal o heridos – a veces siento que jamás me quiero separar de ella – cuando descubrí por su herida que había sido golpeada muy fuertemente y ella dijo tranquilo compañero – soy yo. Juan – le dije – ya lo se – me contesto, mi compañero repitió...
recuerdo en este momento que ayer fuimos a comprar vinagre y vaselina, luego pasa por casa de mi tía Adriana que tiene una tiendita, recogimos todas las botellas de pony, de esas que uno se puede llevar a la casa, las fuimos a dejar donde uno de los compañeros de Elizabeth; Camilo, el las entraría a la “U”, luego nos encontramos con dos muchachos Luis y Esperanza y fuimos a comprar llantas viejas supuestamente para un parque, luego las metimos por un potrero y de ahí a la universidad, salimos ya en la noche y nos dirigimos a la casa de Mario, ahí íbamos a fabricar el material para hoy, allá, aparte de nosotros había siete personas mas, ocho con Mario; Fernando, Elvia, Cecilia, Oswaldo, Ángela Armando y Edwin, terminamos muy tarde, eran ya las 3:30 de la mañana...
¿Qué pasa? Se entraron, todos corren hacia acá, hay muchos gases, esta capucha me estorba y mientras corremos recuerdo que anoche Elizabeth me enseño como hacer una capucha, parece que todos estamos a salvo, entramos en el edificio principal, hay mucha gente y es un poco incomodo, me preocupa Elizabeth, muchos vienen a atenderla, a ella la quieren mucho y conoce mucha gente, lleva cuatro años y medio en la universidad de los cuales cuatro esta organizada y formada políticamente, sabe muchísimo y de todo. Anoche me dijo cuando le pregunte que cuanta gente iba a haber y dijo que aproximadamente unos 400 estudiantes y uno que otro profesor, me dijo que estaba muy contenta, cansada pero contenta; ya en nuestra casa, bueno, en la casa que arrendamos le pregunte que era eso que me iba a decir; mientras me inducía en la forma de tirar los dulces como ella dice y las botellas con gasolina, me dijo que tuviera paciencia, se la veía muy feliz y ahora también a pesar de estar casi tirada en el piso ...
Los vidrios del edificio se están viniendo abajo, hay gritos y humo por todo lado, se metió la policía parece que estamos arrinconados lanzo piedras y también unas pocas papas, la gente esta corriendo, estoy afuera del edificio dispuesto a pelear en la parte exterior, hay muchos estudiantes observando, unos 1000 estudiantes expectantes; golpes van, vienen siento un golpe en la cabeza, veo sangre, bolillos, pero ella ¿dónde esta? Tratan de reprimir nuestras ansias de libertad, pero lo único que hacen es darnos razones y fuerzas para seguir peleando, ya no hay material, ella no esta, hay gente detenida y al che se lo llevaron en una ambulancia, los tiras están felices y parece que es hora de huir, ella me dijo que no le gustaba huir, pero si había que hacerlo lo hacia; cuando de pronto esta ella ahí sobre las rejas de la Universidad con su puño izquierdo levantando diciendo – compañeros, esta es su universidad, estos son sus compañeros, es por su futuro, esta también es su pelea – y los 1000 expectantes se convirtieron en 1000 soldados del amor y marcharon con pasos aplastantes sobre el opresor, de repente se escucho un disparo y un puño cayo al piso, yo corrí y casi sin fuerzas la levante, sonreía todavía, parece que vamos a ganar, le quite la capucha y yo también me la quite la abrace muy fuerte como anoche cuando me dijo que era la persona mas feliz porque estaba embarazada y yo seria papá, ella murió y recordé esa consigna “Ni un minuto de silencio” y la multitud llego y la tomo en sus cálidos brazos como si quisieran devolverle la vida, ella dio su vida y se fue y yo sigo peleando porque ella me hizo ver que aquí, la revolución esta cerca.

Texto agregado el 30-11-2004, y leído por 246 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
14-11-2005 me gusta eso de querian reprimir pero solo nos daban razones para seguir luchando, todo el tiempo nos dan esas razones y sinembrago, no lo hacemos. me emociono tu texto, pude verme ahi, en el personaje de ella, o en el de un profesor, o en el tuyo. muy bueno aguas
01-12-2004 buen texto, promete como diria mi padre, falta revisar algunas cosillas, para mi gusto tal vez definir si quieres que sea cuento, carta, ensayo periodistico o guion de pelicula, en esta te paseas por todas esas alternativas, lo cual no es poco amigo! algunas repeticiones de "ella" que no son necesarias creo, uf pero lo que quiero destacar es el final, no por sorpresivo o sorprendente, sino porque en el se define lo anterior como un cuento, con la emocion y el tono, el cierre y ese gustito triste que queda ante el minuto de silencio que trae la muerte. seguire leyendo lo que subas, mii comentario es de quien no sabe nada amigo, solo hablo desde mi sentir. espero te sirva. janine
 
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