de vez en cuando el ir y venir de las cosas
genera que la molestia de caminar por la ciudad
de cargar con trastos viejos y sentir la mano del sol en la espalda
se transforme en deseos de vivir, de conducir un racimo de fierros fraccionados
y aparejados de maneras absolutamente consecuentes y funcionales, de corretiar por la arena seca y de kedar con los zapatos cargados de ella, todo con un fin indescriptiblemente sensual y cautivador, la industria del sano placer entonces incita al desvestimiento, al acomodo del vehiculo ecologico junto a los artefactos adjuntos, y finalmente a la entrega facil del cuerpo a la mujer salada a sus cariños espumosos y sus masajes uslereantes de finos cristales
entonces se siente el alivio y entonces vienen las ganas de por un momento olvidarse de todos y de todo de las prendas y desprendimientos y de las voces y vociferaciones, solo entonces sientes
que por dentro llevas mar y mar solo eres por dentro.