El Amor es una farsa… como todas las demás
Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,
Un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita Margarita,
tan bonita como tú.
Rubén Darío. Fragmento
Bahía de Corinto (Nicaragua)
Isla del Cardón, marzo 20 de 1908
Te voy a contar un cuento… un cuento de Amor.
Hace muchísimos años…
en un lejano país,
vivía una gentil Princesita que tenia:
un Castillo Amurallado,
un Foso con Cocodrilos,
un gran Puente Levadizo,
un Padre que la mimaba y
una Malvada Madrastra…
que la mandaba a estudiar.
Así empezaban los cuentos de hadas.
Pero en realidad… el Rey estaba en bancarrota, el país le debía a las once mil vírgenes (si es que alguna vez existió alguna), el Puente siempre estaba bajo porque tenia rota la cuerda y la Madrastra realmente amaba a la niña, que dicho sea de paso, era tan fea como un dolor de muelas; me olvidaba, los cocodrilos hacia tiempo que los habían vendido al Circo.
En los cuentos sacados de la vida real, no hay Princesas, solo mujeres y hombres de carne y hueso.
Ella era una mujer con todas sus Virtudes y Defectos, tal vez no bella pero hembra, tierna, provocativa, dispuesta y ajena.
Estaba casada con un perfecto desconocido, nunca me gusto jugarle malas pasadas a un amigo (y si algunas veces lo hice, fue sin querer, forzado por las circunstancias para no ser llamado maricón).
Yo me encontraba en San José, California el ‘Valle del Silicón’, había viajado desde el Perú donde residía; para efectuar algunas compras de Computadores para la empresa donde trabajaba. En el bar del Hotel ‘Holiday Inn’ se estaba muy bien con aire acondicionado para mitigar el calor exterior, degustando una Cerveza bien fría sentado en la barra.
Cuando ella entro a bar, flotando o algo así, llevaba un cigarrillo apagado entre los dedos, sentí la corriente eléctrica que siento siempre que se avecina una tempestad o que mi sexo se excita ante la proximidad de la batalla, se acerco a la barra y me pregunto.
- Do you have fire?
Por su pronunciación, se notaba claramente que no dominaba el Ingles; mire entorno para saber a quien le hablaba, yo estaba absolutamente solo con excepción del barman que se encontraba ante la pileta lavando unos vasos; le conteste en Español.
- Estoy tratando de dejar de fumar, pero puedo conseguirle fósforos.
- Puedes Tratarme de tu.
- ¿De donde eres? Se notaba claramente su intención de iniciar algo.
- Nací, en Padova. Puso cara de pregunta.
- Cinco minutos al Sur de Venecia… pero vivo en el Perú desde hace 25 años. Me olvidaba esto sucedió en 1973.
- Italiano; adoro Italia. La declaración de guerra estaba hecha.
- ¿Alguna vez has estado allá?
- Nunca, pero no pierdo las esperanzas. Pero no conmigo, me dije para mi.
Se sentó en un Taburete junto a mí, seguimos hablando cosas banales por un largo rato, bebió yo no se cuantas copas, vasos y todo lo demás, mientras mis manos rebuscaban entre sus piernas (Largas y hermosas). Después de un rato ella pregunto.
- ¿Qué esperas para llevarme a tu cuarto.
A las cinco de la mañana en la penumbra mientras se vestía, me dijo.
- Ha sido inolvidable, lamento no haberte conocido antes.
- Yo también. Le dije, mas mentía.
Abrió la puerta y salio de mi vida para siempre.
Si a esto le llamas Amor, tiene que ser una farsa… como todas las demás.
Esta poesía que escribí o leí hace 50 años (el Alemán no me permite precisar), es la pura verdad de lo que intentaba hacer de mi vida en el instante en que la conocí.
No amo a la vida en sus formas vagas,
Ni a las líneas claras de un Amor sin fin,
Ni Amo a las Princesas dulces
De los cuentos de hadas que escribiera Grimm.
Yo amo a la mujer ardiente,
A la niña hermosa,
a la voluptuosa moza
Tal como eres tú.
Yo Amo por sentir la Orgía,
De sentirte mía y abandonarte luego
Porque soy de lodo,
Porque soy de fuego.
Y por estos Versos sacas
Que el Amor
Es una farsa…
Como todas las demás.
Verano de 2003.
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