El camino de regreso de la playa al hotel, era muy largo. Las puertas y ventanas de las casas por donde pasaban ya estaban cerradas, agregando este ambiente más soledad a sus pasos... la noche sabe infinita en las calles vacías.
Derrepente se escucho el sonido del motor de un auto que se acercaba. Nella instintivamente se alejo de la pista, empezando a ladrar un perro al notar sus presencias. Eran la calle y la pista y el auto y el perro y ella y él esclavos del avance del tiempo y del girar del mundo otra vez. Se dieron cuenta de eso y por más que hicieron nada pudo evitarlo. De pronto unas luces iluminaron la pista y parte del cuerpo de Nella desapareció también de la oscuridad. Él que iba detrás, con una Coca Cola y un poemario de Bukowski en la mano, noto su andar cansado. ´´Debe estar muy agotada la pobre´´, penso. Entonces corrió hasta alcanzarla y no se detuvo ni cuando la luz de una casa se encendió. No le importaba. Y sus pisadas, una a una, fueron acercándolo hasta llegar donde ella que al verlo, sorprendida, dio el gesto pacificador que nadie mas sabe... luego sin importar el lugar o las circunstancias, buscaron donde quedarse recostándose sobre una vereda a esperar la salida del sol.