*IIIIIIkkk*
El frenar del auto me despierta. Erizado de todo el cuerpo salto sobre la acera del callejón. Hace frío, y lo sacudo de mi cuerpo con violencia. Me siento bien esta noche. Grito al cielo.
Elegante camino entre la sombra y la basura. Magnífico ejecuto brinco temerario a alta ventana. Puedo sentirlo dentro ahora, creciendo, creciendo el deseo creciendo. Se me escapa de detrás de la lengua.
*Jissss*
Ellos despreocupados caminan cerca. Sus pesados pesados pasos continuos me causan temor terrible. Evasivo les corro arrinconado sin que me noten. Escapo.
La mojada acera me deja pegajosa la huella mientras deambulo en busca de lo que sea.
La veo.
Ah, que ella me ha notado. Fulgurantes los ojos fluorescentes mientras alumbran sobre ellos los faroles del carro acelerado que se va y los veo grises y ya está hecho. Entrecierra los ojos. Profundamente veme. Avanzo hacia ella. Como todas, se da a la aparente fuga. Persigo.
Contonea su paso tentadoramente al tanto de llevarme detrás, anhelándola, dejándome su aroma loquísimo. Loquísimo acelero el paso; ella también. La luna la luna sólo es adorno con las luces de las avenidas rebotando el brillo en su pelo magnífico. Mueve la cola de un lado a otro, y yo me le acerco y casi me acaricia la cara con ella; pero ella teme, y corre corre. Mi lengua raspa mi paladar.
*Jisssss*
En una mala decisión cruza en el callejón sin salida. Está acorralada. Ahora escondite no hay. Consciente de su inevitable destino desiste de escapintento. Fijamente mírame. Camino, paciente, expectante de lo que me espera. Llego hasta ella. Siento su aroma excitante; me enloquece. Ella tiembla, casi ronronea de emoción; ahora lo desea también. Se da la vuelta, y yo me agacho y absorbo profundamente el inconfundible aroma de su coño. Ella, como epifanada, salta ágilmente sobre el basurero que de plataforma le sirve para alcanzar el tejado. Ah, aventurera es. La persigo.
En el techo, me abalanzo sobre ella. La luna la luna. Sus preciosas piernas son suaves, como una alfombra. Sus orejas se levantan orgullosas, intimidando a la luna la luna. Las mordisqueo en el preludio. Suspira sobrecargada.
*IIauuww*
Debe ser mía. Impetuoso subo sobre su esbelto lomo. Siento su pelaje frotar contra el mío. La estimulo acariciando su espalda con mis patas y mi pecho. Nuestras colas se entrecruzan y hacen el amor por su cuenta. Su cajita espasmódica ruega por mí. Mi pene escamoso y prensil crece como lápiz labial. Crece y vehemente lo guío hasta su delicioso y esperante coñito. La invade y ella grita como nunca sobre el tejado.
*MMMIIIIAAAAAAAUUUUUAAAUUUUU*
El éxtasis me hamaquea.
*AAAAUUUIIIAAAUUU*
Sus gritos desesperados exacerban la demencia la demencia. La luna la luna la mira con ternura y lástima. Grita y grita y siento algo nuevo en mí. De pronto veo por qué he aquí yo y por qué he aquí ella. Comprendo las cosas y las ideas. Ahora es que la noche y la luna la luna y las sombras y los zapatos cobran la cuenta a la realidad. Es por esto que yo he nacido. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Raspo cruel sus paredes vaginales. Sus gritos, sus gritos.
*MMIIIIAAAAAAAAAAAAAAAA*
“¡Cállense, hijos de puta!” Siento un golpazo repentino elevar el tejado. Entramos en estado de alerta y nos separamos el uno del otro, dolorosa dolorosa DOLOROSAMENTE. Corremos en direcciones opuestas. Salto del tejado eficazmente aterrizando en el húmedo y sucio pavimento. Cansado, alerta, corro bajo la luna la luna que me ve con ternura y lástima, y sus gritos hacen eco en mi cabeza y me encuentro refugio temporal detrás de las cajas. Descanso. Descanso.
Descanso.
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