Haber, ¿cómo empiezo?, ¡no sé!,
hace una semana que no escribo.
Bueno, a veces eso me pasa,
pierdo el rumbo de mis palabras,
me escondo detrás de las rocas
a escuchar a las gaviotas surcar el horizonte,
como Juan, sÍ, Juan Salvador gaviota,
¿te acuerdas?...busca su camino,
aunque eso lo lleve a ser rechazado...
a si me siento...
He recuperado el camino, sólo me resta seguirlo,
encontrar el destino, fijarme metas,
rehacerlas, reconstruirlas,
reordenar mi desordenada vida,
al fin preocuparme de mi y sólo de mi,
jamás en la vida lo he hecho
y es extraño, me siento egoísta,
pero ¡qué diablos!, algún día tenía que serlo...
cuando uno se convierte sólo en coraza,
en cubierta, en corteza de árbol,
sin nada adentro que te llene,
que fluya, que nazca,
¿qué haces?
¡Esperar!. Si eso, esperar que la luna de su giro,
que el sol te caliente nuevamente,
que la lluvia te renueve,
esperar...es la esperanza de volver a amar,
de volver al camino...
¡Que bueno que aún queda la esperanza!
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