Me acosté a las siete
y me levantó a las nueve
el sonido del despertador
miré hacia el techo
y recordé lo que había hecho
el día anterior
Me le había declarado
a la chica que yo amaba
y ella me había rechazado
con una fuerte bofetada
Al día siguiente
me le volví a declarar
pero ahora la suerte estuvo de mi lado
y aunque tuve que esperar un buen rato
pude saborear la felicidad
Esto me enseñó a ser perseverante
a insistir con las cosas importantes
porque uno nunca sabe
si de repente más adelante
se pueda arrepentir de no haberlo hecho
Texto agregado el 28-11-2004, y leído por 113
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