No es erotismo, tampoco un Poema
No es erotismo, tampoco un poema.
Es solo mi mano corriendo desnuda y fría
por la húmeda vereda de tu entrepierna.
Son tus ojos infiriendo lo que no saben, tus
siguientes gemidos, tan suaves a diferencia
del ahora rudo estertor de tu cuerpo.
Es tu espalda encorvada en tensa agonía,
furiosa embestida, de tanta rabia contenida,
de tanta ternura sometida.
Toda tu pálida carne en almidonada parrilla.
No es erotismo, tampoco un poema, ya que
mi extraña venida no fue invocada por el
carnal deseo de clavar en mi boca tus
trofeos pechos, y mi versillo solo se camufla
rudo y tosco, bajo pueriles rimas.
Esto no es erotismo mi vida, tampoco un
poema, es solo mi mano corriendo
clandestina y fría por la húmeda vereda de
tu entrepierna, ahora con un aun más frío y
clandestino puñal, con el cual abro de una
sola estocada tu sexo y tu vientre; Vientre
que antes yo veneraba como tibia cuna, y
que ahora veo engendrar sanguinolentas
tripas que se retuercen como rojas víboras
en tu azulada alfombra, de un ya violento y
ensangrentado tono.
Esto no era erotismo cariño, ni tampoco un
remedo de poema; era solo un final, un tibio
final de sangre, nuestro final de sangre, tú
ultimo mortal final de sangre.
A.P.
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