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A partir de esa noche no pude dejarte en ningún momento. Nos fuimos juntos a contar estrellas y lunares en el cuerpo del otro. A contar marcas de nacimiento, cicatrices en las rodillas, tatuajes secretos. Todo el tiempo era insuficiente para explorar tanta belleza salvaje puesta bajo las yemas de nuestros dedos. Hicimos el amor; primero con las palabras, hasta la extenuación del intelecto. Y así, vencidos de argumentos, sin nada más que contarnos, dejamos hablar al cuerpo su propio lenguaje clarividente y revelador. Ese fue el hacer el amor definitivo y perturbador que mi alma había estado buscando en cada cuerpo, en cada alma. ¡Ah, pero que engaño, mi dulce traidor!
Así estabas creando un pozo para mi desdicha, atándome a tu cuerpo para una eternidad.

Pronto se hará de noche. Al amanecer llegaré a mi nueva ciudad. Un nuevo trabajo y una casa por estrenar, con nuevos vecinos y amigos por conocer, me esperan con los brazos abiertos. O eso creo. Necesito esta oportunidad de volver a empezar. Porque si no echo raíces en algún lugar volveré como una náufrago a las peligrosas costas de la desolación. Y no quiero eso. Nunca más.

Recuerdo que empezaste a pedirme cosas extrañas que yo aceptaba como parte de un juego maravilloso y único. Era mi forma de decirte que te quería con locura, que tú eras mi alma perdida y encontrada. Pero tú estabas demasiado centrado en explorar nuevas posturas o extravagancias conmigo como para preocuparte del alma y esas minucias. No fui capaz de verlo, sólo sentía que tu cuerpo era mi cuerpo, y que tu deseo aumentaba con cada encuentro. Mi deseo, sin embargo, fue decreciendo a medida que veía como el resto de mi vida no casaba para nada con nuestra nueva y desconcertante manera de vivir. Perdí amistades, me fui alejando de todos. Sólo me importabas tú. Dejé mi trabajo por un proyecto estúpido que me propusiste. Todo lo dejé por ti. Fui dependiente hasta la extenuación. Y tú, a medida que veías lo que podías hacer conmigo te volviste cruel y despiadado. Incluso llegaste a despreciarme cuando era de día para sólo acercarte a mi al caer la noche. Por el día tenías a otras. Podía olerlo en tu piel, en tu aliento. Tú te reías y me dejabas con la duda como si te complaciera verme sufrir por celos.

Me levantaré un rato para estirar las piernas. Empiezo a tener un poco de hambre. Sería bueno que me acercara al Bar y pidiera un bocadillo de algo. O tal vez un café. No creo que pueda aguantar nada sólido mientras esté en el tren. Mi compañera está despierta y mira distraída una revista de cotilleos. A veces se sonríe, casi con malicia. Me hace gracia esta mujer con la que apenas he cruzado unas cuantas palabras de cortesía y unos pocos gestos de amabilidad. Mejor un café. Bien cargado para que me sea imposible soñar y volver a las pesadillas.
Ahora con la cafeína por mis venas me acurruco en mi asiento dispuesta a pasar una larga noche sin sueños. Pero la naturaleza humana me traiciona, otra vez. Sin saber cómo es posible caigo en un sopor de pesadilla en el que te veo una y otra vez sobre mí, con esa cara de expresión glacial. Y oigo tu voz que araña mis sentidos pidiéndome una última locura: Una orgía en una casa abandonada. Participar con aquellos desconocidos para mí en un encuentro fuera de toda norma y razón, fue la última entrega que pude hacerte. Me veo a mi misma degradada, humillada, usada a tu voluntad y a la de otros sin rostro pero con manos pesadas cómo lápìdas. Todo era tan irreal y dañino, tú eras mi peor droga. Me dejé llevar al borde de la locura. Malditas horas de perdición. Yo sólo te quería a ti y me dejé arrastrar. Pero algo dentro de mí se rompió para siempre y salí huyendo de aquella casa infernal.
Un ruido fuerte me ha despertado. Estoy desorientada y cansada. Tan cansada...
De repente me sorprenden los ojos atentos de mi compañera de viaje. Me mira en silencio con una extraña expresión que no acabo de discernir debido a la oscuridad. Por un momento siento de verdad la presencia protectora y sobrenatural de mi abuela.
- Hablaba en sueños, me dijo con voz suave, se la veía angustiada. La mujer me mira casi con ternura, me siento abrumada por una extraña sensación de irrealidad. Si quiere hablar sobre lo que le pasa...Me murmura amable. Algo en ella me da tanta confianza, me siento tan necesitada de afecto y comprensión que sin saber como empiezo a hablar. Un caudal de palabras sale de mi boca, me voy deshaciendo de tu veneno y ella simplemente me escucha y pregunta lo justo. Ella está allí para mí. Me siento agradecida. Los ojos se me inundan de lágrimas cuando me dice:
- Cuando llegues a tu nuevo hogar quema todas sus fotos, todo lo que te recuerde a él regálalo. Te liberarás de parte de los recuerdos. Lo demás es cuestión de tiempo. Recuerda que tú has sido más fuerte que él. Has sido capaz de empezar de nuevo. Y no te preocupes...Siempre estaré contigo...
Y al decir esto siento una punzada en el corazón. Ella, que no es otra que mi abuela, me mira y sonríe con dulzura. Luego desaparece.

-Próxima parada, Ciudad Nueva. Grita el revisor. Me remuevo inquieta en mi asiento y abro los ojos con el corazón palpitente. No hay nadie en el asiento de enfrente, mi compañera ya no está. Pero yo me siento feliz, liberada. He llegado a mi destino.Lo que ha pasado esta noche no sé si ha sido un sueño o una alucinación producida por la cafeína. Pero sé que ya no volveré a tu abrazo de espinas. Nunca más dejaré de ser yo para hundirme en tu oscuridad. He llegado a mi parada y sé que jamás volveré a contar estrellas con aquel niño extraño. Aunque dentro de mí algo protesta obcecadamente, algo se aferra a tu veneno, sé que venceré porque no estoy sola. Nunca más estaré sola.

Texto agregado el 27-06-2003, y leído por 625 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
12-03-2017 "Nunca más dejaré de ser yo para hundirme en tu oscuridad ..... y ..... jamás volveré a contar estrellas con aquel niño extraño." Un abrazo en el tiempo. FerdiCartago
07-07-2003 Me ha dejado enganchado, es una pena, aunque una suerte para la protagonista, que se haya acabado. freestyle
27-06-2003 No hablo de amor, ni de sentimientos superfluos, hablo de buena narración, es el mejor cuento del día, te lleva de la mano, no te suelta, agarra fuerte, puede que lleves tu camino por una línea romántica, invocando desdicha y soledad; pero tienes un contexto, un ambiente acogedor, sexual, en via férrea, como quieras , llegaste, llegaste y no estás sola. mithrandir
27-06-2003 Fue como si " ... es como mucho y es como poco, ..." hubiese llegado a destino. poetasuburbano
27-06-2003 me pareció muy tierno... un saludo melibea
27-06-2003 Pues lo dicho en la primera parte. Así que ahora me gusta doblemente ;) yihad
27-06-2003 Una historia triste pero cargada de amor. Te feclicito. Un saludo, Rocio agua
 
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