Abrió los ojos y dijo unas lisuras que no se le entendieron y se levanto de la cama todo molesto, como lo hacía de costumbre, hay que escuchar a Galdos para alegrar el día- dijo-.
Un chico de unos 14 años se había despertado.
Eran las 6 y 50 de la mañana, de un típico miércoles, mitad de semana en Lima que todavía tenia sus neblina de la madrugada y su característica mas especial, su panza de burro como cielo. Se notaba claramente que Lima atravesaba el invierno.
-ta madre de nuevo tarde- menciono al ver su despertado-una ducha - se baño tan rápido como pudo y bajo al comedor a tomar su desayuno.
Encontró a los mismos que siempre lo acompañaban, en su único encuentro familiar del dia.l día. Su madre y padre, que eran economistas (cosa que no le gustaba mucho); y su hermana, estudiante de derecho de la Católica (cosa que tampoco le gustaba mucho).
-Buenas días....- le dijo su madre, con una voz melodiosa, tipo canciones de iglesia.
- Mama, ¿te gusta como esta el día? Porque si te gusta le dirías buenos ..pero si no, no le encuentro razón para decir buenos.- le respondió de un manera toda sarcástica a la mujer que lo trajo al mundo.
- Si te despertaste de una manera que no te gusto no te vengas encima nuestro entendiste?- le gritó su padre a su hijo. Ellos dos tenían una buena relación padre-hijo, sin embargo el paso del tiempo los fue distanciando- se sumaban tambien los pocos minutos y palabras que pasaba juntos durante el dia-.
- Bueno creo... que ya acabe, voy a lavarme los dientes - dijo de una manera rápida que todavía conservaba restos de comida del desayuno en la boca.
Se lavó los dientes con pocas ganas pensando en que haría ese dia, acordándose los cursos que le tocaban. Acabó, se miró al espejo, y trató de hacerse un peinado, cosa que no le resulto. Agarró su mochila y entró al carro junto a su papá, y hermana; el silencio poco los fue dominando. Tomaron la Javier Prado, el Peugot familiar acelero con fuerza, hasta el momento que tuvieron que detenerse a causa del atoro de la hora punta.
-Bueno tan solo nos queda esperar... un poquito de paciencia y ya...- dijo su papá en forma en un intento fallido de burla a un alcalde limeño, su hermana y él rieron por compromiso.
- Hija como va tu universidad?
- Bien....supongo- respondió su hermana con un tono corto y frío.
- Bueno ojala...- con esas palabras su papá trato de amenizar el ambiente e iniciar una conversación acerca de lo académico-. Cosa que esta vez le resultó.
* * *
La hora de la salida llegó. Un sol, que a veces sale en las tardes invernales, dominaba la puerta del colegio. Profesores americanos e ingleses con terno y zapatillas despidiéndose de los alumnos. Heladeros con gorros amarrillos tratando de vender. Madres de familia con sus cabellos rubios y lentes de sol, tratando de hacer vida social esperaban a sus hijos que salgan. Chóferes de estas madres, dentro de los carros Peugot’s y Mercedes’s tratando de escuchar todo lo que podían del partido de fútbol de aquella tarde. Unos niños, todos de tez blanca y cabellos muy claros, salieron corriendo del colegio con sus mochilas Jansports en sus espaldas, sus loncheras en la mano derecha y su violín o cualquier instrumento en la mano izquierda; miraron con inocencia a sus madres o sus chóferes tratando de buscarlos. Muchos no tuvieron éxito.
-Siento mucho lo que va pasar hoy- una voz apareció de la nada.
Trato de identificar en su mente esa voz, por ese cuarto de segundo. De quien era?. Volteó y vio a un chico.
- La muerte llega en el momento indicado.- Lo vio. Pero no lo reconoció.
-Cada vez que alguien nace inmediatamente se sabe que va a morir. No intentes nadar contra de la corriente.
- Tienes razón- le respondió sin mirarle a los ojos. No estaba atento a lo que decía, estaba concentrado buscando su carro.
Volteo y trató de mirarlo, esta vez ya no estaba. Le pareció demasiado raro. Paseo su mirada por los alrededores, no había nada ni un alma ni una pena. Pensó que era producto de su imaginación. Comenzó a reírse. Ubicó su carro, su chofer estaba dentro de él.
* * *
La pantalla de la computadora estaba frente suyo. Su sesión se encontraba abierta. Se reía de los chistes que le contaban; se preocupaba por los problemas que le decían y pedían por su ayuda; hablaba de una manera rara junto a sus “amigas” del Villa Maria; escuchaba la música de Sepultura que tenia en su computadora; escribía de rato en rato en su archivo de word; veía las imágenes que tiene en sus carpetas, chistes gráficos, fotos de sus amigos; hablaba con tal libertadad que nadie creería que fuera él. Estaba en el chat, estaba en el MSN
- Hijo- una voz tan fuerte y gruesa que llegó a sus oidos lo hicieron saltar- con quien hablas?- le pregunto su padre-.
- Ah...? a... no... no con nadie... acá con Felipe nada mas- su voz salia casi temblando a causa del pequeño susto.
- Estamos saliendo... quieres ir?- le replico su padre-.
- Ah... mmm... ya..ya.. si..si...- respondió apagando la computadora.
- Apurate que salimos en cuatro minutos.
Apago la computadora y subió a su cuarto a cambiarse el pantalón beige del colegio por un pantalón de color oscuro, la camisa del colegio por un polo también oscuro y los zapatos del colegio por unas zapatillas casuales.
Entro a la 4x 4 verde oscura de su padre. Ellos ya estaban ahí. Abrieron la puerta del garaje y sacaron el carro. Justo en el instante que salio el carro del garaje, la seguridad de su padre los acompaño en la marcha. Cuando pasaron por la garita de seguridad de La Planicie sus parpados se dejaron vencer y se cerraron. Estaba siendo dominado por lo tibio que estaba el carro y por las palabras salían de las bocas de su padre, madre y su hermana. Cerró los ojos y se quedo dormido.
* * *
Open your eyes... ouvrez vos yeux... abre los ojos….Abrió los ojos. Su despertador marcaba las 6 y 40 de la mañana, el todo molesto-por despertase temprano- abrió el caño de su ducha; se quito su pijama y se metió. Escuchaba la voz de Galdos en la radio y reía por sus chistes. Se puso el uniforme del colegio de una manera tan rápida que se confundió al ponerse su pantalón. Se rió por el error. Bajo las escaleras de su casa. Esperaba ver en su comedor a su familia; sin embargo y sorpresa suya, no estaban. Le pareció raro. Trato de hallar una respuesta al... ¿Por qué no estaban?... La hallo, por lo menos pensó que la había hallado, tal vez... salieron temprano dijo. Espero a su movilidad en la puerta de su casa. Se demoro. Después de veinte minutos de espera, llegó.
Subió. Se sentó al final, se quedo callado, y escucho la conversación de los demás.
Durante todo el camino no pronuncio ni una palabra. Llego al colegio y agarro su mochila. Habían niñas llorando en la puerta del colegio, padres y madres de familia con ropa negra de luto y lentes oscuros. Todos estaban con un aire de tristeza y con ganas de llorar. No entendió por que lo hacían. Quiso preguntar, pero se moría de vergüenza a que le digan:
“¿Que no sabes?”
Decidió quedarse callado y esperar que alguien hable acerca de los que había pasado. Pensó que todo aquello era porque alguien había muerto. Se preguntaba quien. Quería saber quien era. Varias hipótesis aparecieron entre ellas: El director murió. Soltó una carcajada corta, luego se arrepintió. Como morirse de alguien que había muerto?..
Sus dudas acerca del “muerto” se fueron disipando poco a poco. Al llegar al patio vio que una gran cantidad da alumnos se encontraban parados como si estuviesen en una asamblea. De pronto una voz fuerte y molestosa apareció, como si te estuviese golpeando la espalda.
-A los alumnos que recién están llegando, por favor dejar sus mochilas en los salones y pasar a formar en el patio de honor-
La principal hipótesis acerca del “muerto” desapareció, la voz que había hablado era del director como vas hablar si estas muerto. Descarto esa idea. Pensó en otra... ¿talvez un alumno?... Era lo mas obvio. Padres de familia, profesores, alumnos; claro un estudiante había fallecido. Pero esa respuesta llevo a otra pregunta. ¿Quién?.
Dejo su mochila en su salón y paso a formar. Escucho la corneta siendo tocada. Ese sonido que aparece cada vez que alguien muere. Las dudas acerca del “muerto” crecieron de una manera indescriptible en esos 60 segundos de silencio. ¿Quien murió?.
De pronto escucho la voz del director, se preparada para hablar. Era el momento iba decir quien había muerto. Las dudas iban acabar.
-Estamos reunidos para anunciar y entristecernos por la muerte de una alumno- su adrenalina se elevo al máximo, había acertado en su tonto e infantil jueguito de adivinar quien es el muerto- Markam College se entristece al anunciar la muerte...- su corazón latía a mil- del alumno Nicolás López de Romaña.... un gran estudiante que curso las aulas de esta institución. Un gran amigo, un gran consejero.... ha fallecido y junto a él toda su familia. Roguemos al señor para que su familia se encuentren ya disfrutando la vida eterna en el cielo.
El sonido de la trompeta y del silencio callaron a todo en el patio.
No podía ser cierto. Era una broma, un sueño, mejor dicho una pesadilla. Ese alumno el cual había hablado era.... él. Pero Nicolás tuvo que arrepentirse tenían razón. El estaba muerto y lo que estaba mirando en ese mismo instante era su velorio. El velorio en su colegio, su cuerpo se encontraba ahí, junto al SU ataúd estaban otros tres mas. Supuso que eran los cuerpos de su padre, madre y hermana. Todos tenían razón, tenían el respaldo de tres factores: la persona la cual se apareció en la salida del día anterior, era un ángel; cuando se durmió en la 4 x 4 y despertó en su cama; y por ultimo ¿por qué no estaban sus padres en el comedor a la hora del desayuno?
Pero.. ¿ Como era posible que había muerto sin darse cuenta?. Miles de preguntas aparecieron en su mente pero junto a ellas no hubo una sola respuesta, tan solo un hecho.
Él había muerto sin que desee cuenta y su alma estaba fuera de su cuerpo. Estaba en su propio velorio. |