Te encontrabas allí, parada e inmóvil, disimule para no verte, me mentí, pero esa reacción innata de girar mi cabeza, si supieras que intente no mirarte, mi cuerpo me traiciono, y después que te veo me miras, y agacho la cabeza , la escondo, no se, y porque carajos hago eso, debí haberte mirado a los ojos y ser valiente, y ahogarme en tus ojos mientras me miras y resistir, dejarme absorber unos cuantos segundos y después sentir la libertad de haber enfrentado tu mirada. Tan quieta y apacible te encontré que no pude resistirme y volví a mirarte, y esos ojos que me asustan, ni te imaginas lo que sentí cuando note que sonreías, pero no era conmigo, ¿o si? , tal vez eso nunca llego a importarme, simplemente estabas sonriendo aunque ya en movimiento, hacia mi o hacia el infinito no podría encontrar la diferencia, quizás esos cuantos segundos que el destino me brindo para volver a verte no eran necesarios, tal vez no merecía verte de nuevo tan renovada tan alejada de mi, con una nueva sonrisa, un nuevo color y a lo mejor con un nuevo corazón. Pero nos miramos y eso es lo que realmente cuenta, se que en ese instante te acordaste de mi como yo me imagine en ti, podría jurar que te morías de ganas de dejar de caminar y esperar que yo te alcanzara, soltar esa mano que te retenía, mostrarme que aun eras tu y que yo todavía podría ser yo, y que nada había pasado nada, que el tiempo fue una excusa y que nuestro pasado en este instante se podía convertir en nuestro presente. Eso hubiese querido que pensaras, pero seguiste caminando, ni un intento de virar hacia atrás, allí donde me encontraba yo, en tu pasado, en el sitio donde puedes recordar el beso que no te traiciono y la caricia eternamente tuya, de ese lugar no te importaba recordar nada. Nunca te había sentido tan lejos de mi, en ese momento cuando podía gritarte y tu podías escucharme, te sentí tan ajena a mi, sentí pena al comprender que no deseabas saber porque me aleje de ti, fui egoísta el pretender que aun esperabas mis excusas y mis promesas renovadas, puede que por efectos de tratados nunca escritos el tiempo de dar explicaciones había culminado. Pero yo seguía allí, dejando que mil cosas pasaran por mi mente, viendo como te alejabas aun mas de mi, y acepte que era mejor que te fueras y que jamás supieras los motivos que me hicieron desistir de tu amor, que si en aquel entonces no te lo dije para no hacerte sufrir, ahora mas que nunca debía callar y dejar que la muerte acabara de una vez por todas la pena de no tenerte. Pero es que llevo demasiado tiempo alejado y esperando, hace mucho debí partir, todas las preediciones estaban equivocadas aunque ahora se que pronto llegara el momento anunciado, lo presiento y lo ansió, quizás el miedo se apodero de mi acompañado de llanto, me sentí culpable por haberte hecho sufrir y creí que tu perdón me aliviaría un poco, a lo mejor el miedo de cargar con culpas en el viaje que pronto emprenderé. Se que esto solo te demuestra cuan cobarde he sido siempre, cuan aferrado he estado a la idea de resolver las dificultades solo, en la soledad que me condena por no haber tenido el coraje para decirte que moría lentamente y que a pesar del amor que me tenias no podías hacer nada, que detestaba la idea que en algún momento llegaras a sentir lastima por mi, que te enteraras que soy un maldito egoísta que sacrifico lo único que pudo mantenerme con vida y esperanzas. Hoy me siento culpable por haber tomado la decisión por los dos, el alejamiento absurdo y sin aviso fue la salida fácil en aquel momento de miedo, la escapada sin confrontamientos, ni llantos, ni respuestas humanas, nada, no era justo nada. Jamás me encontré preparado para decirte adiós y nunca lo estaré, la cobardía es cuestión que me pertenece, que he adoptado desde el momento que asumí la idea de poder tenerte para siempre, quise ser yo el que truncara de nuestro amor, al menos yo podía decidir cuando y como, preferí hacerlo yo que esperar que de un momento a otro mi muerte acabara con todo. Ayer cuando te alejabas, sufrí en segundos lo indecible, las lagrimas acompañaron la sonrisa del triunfo, satisfacción de lograr lo que anhelaba, verte feliz y eterna, eterna en mi mirada, mis pensamiento, mis recuerdos y mis penas. Ahora me siento en paz, solo con recordar que mientras ayer mi mirada te seguía, cuando creí que te ibas sin recordar, alejada en la distancia, volteaste tratando encontrar mi mirada que esclava se encontraba arrodillada pidiendo tu perdón, impregnaste con un beso tu mano y lo llenaste de aire para que llegara hasta mi, lo acompañaste con la mirada tierna y pura que sabias que me encantaba y te quedaste inmóvil, como esperando, invitándome a correr hacia ti, ya no había nadie a tu lado, no podía ver nada mas que tu sonrisa, recuerdo como mi respiración se aceleraba cada vez mas y sin saberlo ya me encontraba caminando hacia ti, te mire y me perdí en tus ojos, y nos besamos, y me consumía en tus brazos, y sentí lo que siempre sentía mientras nos amábamos, no sentía dolor y lloraba por dentro y no quería soltarte jamás, nunca, nunca… Una luz me encegueció, no podía verte, donde estabas? No sentía tus manos, nada de ti estaba presente, acostado e inmóvil me encontraba, quise gritar pero tenia algo en mi boca, quise ponerme de pie pero mi cuerpo no respondía, sentí miedo de abrir mis ojos, no quería despertar, la realidad no me importaba, nada era mejor que estar con ella. Los murmullos que llegan, y oigo voces, y se oyen pasos , sonidos estridentes, y abrí mis ojos y un puñado de gente que me mira, y el tipo de bata blanca me mira y me dice algo pero no escucho nada, y miro a mi alrededor y todos los que me querían se abrazan, y te busco en ese mar de gente, y no te veo, pero te sigo buscando, y estabas allí de pie, tan cerca y distinta, con el cabello mas corto y la mirada mas fría, no eras tu, esa realidad que no me importa, que la odio y la detesto, prefiero seguir abrazándote y pidiéndote perdón en mis sueños, por eso nuevamente cerrare mis ojos, pero esta vez para siempre.