No se por qué creo que mis emociones se alejan con cada respirar. Siempre que miro mis cuadros pintados por grandes amigos, que estan colgados en las paredes, mis lágrimas comienzan a hacer su trabajo, cayendo suavemente pero con un peso que no puedo soportar. Al caer sobre el suelo mis angustias, mi corazón se estremece con una tremenda resonancia, y que tengo... que tengo que recurrir a mis manos para taparme los oídos.
Es difícil escapar de esta situación, que me atrapa y cada vez más me golpea con mucho más dolor. Tu presencia me invoca males, tu persona me desagrada, mi amor no te pertenece... pero yo decidí estar a tu lado, por una emoción. ¿Quién puede entenderme? Es que si te digo, se convertiría en algo inaceptable, en algo para repudiar, y me transformaría en una espora flotando sobre los infortunios de tu odio, de tu pobre sufrimiento que pedeces por mi anhelo caprichoso, que yo, en ignorancia, creí que era amor. ¡Es un peso terrible! Es un nudo en mi garganta que no me deja vivir tranquilamente. Es una tortura que yo mismo elegí tener. Pero, ¿quién me entiende, si soy yo el de mudas comunicaciones y el de silenciosos sentimientos? ¿En quién puedo confiar? Me estas matando... si te digo mi secreto, tu también morirás... pero quédate tranquila, mi alma es demasiada generosa y misericordiosa, por lo tanto soy yo el que tiene que sufrir un amor que no me corresponde... y sufrir los dolores del ácido penetrante de la verdad, el que me susurra todos los santos días en mi cabeza: "mira, ¿qué haz hecho?".