Mil batallas han pasado al frente de mis ojos en las pocas primaveras que llevo de caminar en el recorrido de mi vida.
Durante mucho tiempo tuve la habilidad de volar, mis alas soñadores me permitian alcanzar el firmamento de esperanzas.
Trate de volar mas alto, mas alla de lo que realmente mis alas daban abasto, y finalmente cedieron.
He olvidado cuanto tiempo cai, cuanto tiempo el dolor producido por el rayo de luz daño mi cuerpo, el sabor al que estoy acostumbrado del dolor volvio a pasar a traves de todo mi ser.
Veo de nuevo y son rasgaduras lo que queda de mis instrumentos de vuelo, fuerzas estan esparcidas a lo largo de la planicie de la realidad, una nueva marca he dejado en ella una mas profunda y que a la vez me tienta una vez de sentirse demasiado comoda como para querer levantarme.
Un olor conocido vuelve a tocar mis fosas nasales, la peste de la derrota que una vez más inunda mis pulmones.
Y el sonido que mis oídos reconocen desde siempre, el quejido de mi dolor y las lágrimas al despedazarse contra el suelo.
Ya no más, de que sirve soñar si el sueño nunca fantaseará conmigo, de que sirve volar, cuando no hay un destino definido. ¿Me levantaré nuevamente? y para que, si esta noche nublada parece no tener fin...