La degradación emergida del narcotráfico: "mulas" humanas

Los círculos del narcotráfico están insertos dentro de una especie de doble vida. Por un lado se encuentra el contacto con el más alto poder y las sumas de dinero astronómicas que catapultan a los jefes de los carteles hasta un estatus de vida de opulencia y lujo, de influencia y poder; pero por otro está el submundo de los más bajos eslabones en la cadena de producción de la droga y, sobre todo, de aquellos que forman parte de la red de internación en los países.

Es el caso de las llamadas "mulas", personas de escasos recursos que acceden a ingresar a un determinado país con las sustancias dentro de su cuerpo. Generalmente se trata de cocaína que sufre un proceso de recubrimiento que impide su desintegración dentro del estómago de la mula durante el tiempo entre que los toma y los desecha. Son huevos de alrededor de 4 cms de diámetro y 7 de largo que se ingieren en una cantidad que bordea la veintena.

Al momento de abordar el avión, les inyectan una sustancia que impide los movimientos del estómago y la producción de ácidos que desintegrarían el huevo. Además los mantiene relajados para evitar levantar sospechas en los controles policiales; sin embargo muchos de ellos no logran pasarlos y son detenidos para interrogación. Luego, al comprobar que llevan el cargamento, son llevados a un hospital y procesados por tráfico de drogas.

A pesar de que son cargamentos relativamente importantes, no causa daños significativos en la organización de los grupos narcotraficantes, el que detengan a las mulas -o el que muchas mueran por la desintegración de la cocaína en sus cuerpos-; ya que están tan diversificados que las policías sólo logran dar con pequeños grupos locales de microtráfico, mientras que los grandes carteles conservan la impunidad.

Después de esta transacción, y sin importar su éxito, no hay quién se haga cargo de ellos. El dinero que reciben se lo quedan sus familias en sus países de origen y las mulas se ven obligadas a quedarse en la nación de destino... muchas veces la opción termina siendo volver a traficar con cocaína.

La primera internación se hace a los países intermedios, como Chile o Argentina y desde ahí se envía a Estados Unidos y Europa. Es en esta fase en que corren mayor peligro, porque la política contra las mulas en los países desarrollados es mucho más fuerte y dura que en sudamérica.

Así, la droga y sus círculos de poder no sólo han sembrado el miedo en sus comunidades y la corrupción en ciertos niveles de algunos estados; sino que además han denigrado por completo al ser humano aprovechando las necesidades de los más carenciados y miserables: un golpe para los gobiernos que no han conseguido derrotar la pobreza e impedir que sus hombres y mujeres deban venderse.

Blanquita