Siempre le he tenido miedo a la muerte, no a la mía, a la de los demás. Paso muchas veces buscando imaginar aquel momento, lleno de desgarro y dolor, un momento que según he intuído, transcurre aislado de todo. Se pierde la noción del tiempo, del espacio y sólo queda uno frente a la muerte, siempre despiadada, siempre incomprensible.
En el tumulto de aquello que nos aleja de lo cotidiano, observo el abismo de lo que nunca hubiesemos querido vivir. ¿Hay momento peor en la vida que la muerte de un ser querido? ¿Existe comparación que puedan equiparar ese dolor? Y trato, no quiero dejar de intentarlo, lo que quiero es imaginarme ese instante, ese segundo en el que todo cambia, todo se para, nuestras vidas se paralizan y “¡NO!” profundo sale de nuestras almas. Que difícil es imaginarlo. Pero quiero hacerlo, de esa manera sabré que cuando aquel momento me llegue a mi, podré identificar donde estoy, ante que situación, quizás hasta me ayude a sobrellevarla, no se... Es dificil imaginar, porque uno prefiere pensar en la vida, claro que nunca se piensa en la muerte, nunca estamos preparado para ella, posiblemente si lo estuvieramos, no nos sería tan costoso asumirla, asimilarla. Por eso sigo con la idea, debe poder uno ensayar ese momento, tengo la necesidad de aquello, para perderle el miedo. Pero intento, intento, no puedo y me rindo. He podido imaginarme muchas cosas en la vida, menos la muerte, e insisto, no mi muerte, la de los demás.
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