Llegaba del sur. No había mucha gente felizmente, pero si la suficiente como para saber que no era tan temprano. No estaba tarde sin embargo no había tiempo que perder. El "Tube" avanzaba rápido como siempre. Tenía que tomar un par de conexiones para llegar a mi destino. Minutos después se abrieron las modernísimas puertas corredizas del vagón. Tras un clásico "mind the gap" puse pie en la enorme y céntrica estación de Victoria. Me moría por un cigarrillo. Había bajado mis exageradas dosis de nicotina desde hacía un año, desde que llegue (money talks), pero en estos momentos estaba más que nervioso, acelerado, emocionado y como dicen acá: "really excited". Salí a la superficie, el tiempo me daba para una caminata puchera y que mejor que por una zona tan movida y divertida como el centro. Camine por Lower Belgrave Street. Nada del otro mundo pero lo suficiente como para disfrutar de mi delicioso "silk cut" (rojo como dirían en la lejana Lima). Fume el pucho hasta sentir el sabor asquerosamente químico del filtro. Saque un chocolate que me habían regalado el día anterior en la tienda del barrio que ya había hecho mío. Me quite el asqueroso sabor de boca y prendí otro cigarro para la caminata de vuelta hacia la estación. Ya era tiempo de tomar mi conexión. Los nervios se agigantaban y ya casi no tenía uñas...

Bajé las escaleras mecánicas y me dirigí hacia el terminal correspondiente. En cuestión de minutos, con mi boleto (o ticket mejor dicho) para las 6 zonas, llegué a la estación de South Kensington, lugar donde tomaría la última conexión. Ahí tomé la Picadilly Line, sin paradas hacia mi destino final. Nuevamente los nervios me multiplicaban la urgencia por un cigarrito. Sólo el antipático pero justificado anuncio de "NO SMOKING" so pena de una multa astronómica de 1000 pounds, era lo que evitaba que satisficiera mi vicio/necesidad/urgencia. El viaje tomo por lo menos unos 40 inacabables minutos. Hasta que al fin llegue. Heathrow, mi destino final. Ahora a buscar por donde ir. Entre mapas sumamente didácticos y preguntas y respuestas con dirección al bombo, llegue al lugar indicado donde sólo quedaba esperar.

La gente pasaba y pasaba. Estaba lleno, abarrotado. Demasiada gente y tampoco se podía fumar, pero la calle no era una opción. Me compré unos chicles. Me los acabe en un santiamén. La ansiedad me estaba matando. La gente seguía pasando y el tiempo también. Sin novedad en el frente. Después de un rato, el enorme ambiente comenzó a clarear, ya había mucho menos gente. Me comenzaba a preocupar.

De un momento a otro, como suelen ser estas situaciones, apareció. Parada bajo el marco de la puerta, bajita como ella sola, iluminando con su belleza y sus ojos el ya de por si soleado ambiente alrededor de Heathrow. Me acerque silenciosamente como es mi estilo. Me vio y alaracoso como es su estilo se acerco, dejando despreocupadamente sus trastos a un lado. Nos abrazamos al fin. Un año había pasado desde la última vez que nos vimos. Todo un año de soledad, nostalgia, aprendizaje, crecimiento y cervezas en pints hasta las 11pm nomás. El abrazo fue de esos que no siempre te abrazan en la vida. De oso. De cariño infinito. De dos personas que por más que las cosas cambien y hayan cambiado, se quieren inmensamente y para siempre.

Vamos Ojona, mi casa queda en el culo del mundo. Tenemos para florear largo y tendido. Fácil en la noche unas cervecitas para planear algo ¿fácil en un tiempo ponemos en marcha alguno de nuestros planes de locura? ¿Qué dices? La hacemos linda... Bueno ya hablaremos de eso...¿Qué tal el vuelo? Una mierda me imagino... Hay que salir un toque a fumarnos un puchito, no sabes que tanto lo necesito...si, yo también...

Después del "Mind the gap", nos trepamos al tubo. Y ahora y como por un tubo, Londres era muchísimo mejor...