Trabajaba hasta amanecer
Por las noches se escuchaban murmullos
Eras sus oraciones palabras llenas de amor como el cielo mismo
Me levantaban,
Y al ver que por su carita se derramaban lágrimas de esos ojos que habían sufrido durante años por mí... lloré también...

Sus manos eran callosas y sangrantes
De tanto trabajar, manos que acariciaban mi frente al dormir,
Cuando tenía miedo ponía mi cabeza en su pecho y escuchaba latir su gran corazón
Cada palpitar eran desesperados gritos que rompían deseando ser amado.


Su voz, dulce como los mismos ángeles,
Impresionaba al ver el amor suplicante a Dios
Pidiendo el perdón tan deseado para aquellos
Que la miraban con rencor al caminar.

Cuando crecí comencé a olvidar,
Sus manos, el palpitar de su corazón, su voz alentadora.
También olvide que era mi Madre.

Maltratada por el paso de los años – y no solo por ellos-
Viví mi vida como amenacé hacerlo,
Error, y estaba dispuesto a cambiarlo.

¡Madre!, ¡Madre!...grite en mi desesperación y en su alivio
nadie respondió, busque ansioso por verla, quería decirle cuanto la amo y lo indefenso que aun soy
y que dependo de ti...
sonreí al verte recostada y en descanso- lo merecía-
estabas más pálida de lo común
tus manitas frías, cubrí con las mías
te arropé y dormí en tus pies como cuando niño
aun tenías tu rosario favorito, aquel que te regalo mi Padre, al cual nunca conocí,
...espere que despertarás... y hasta hoy lo sigo esperando.

PD: pronto dormiré contigo.

Xiove