Hojas muertas en el suelo sombrío y olvidado,
muertas como mis ojos al contemplar
el débil formato de este mundo,
muertas como los sentimientos derramados en ellas
por la erosión de mi corazón, dolorido y deseoso
de que una pequeña semilla germine de nuevo en él.
Una mirada a la penumbra de este ansia
que me acaricia lentamente,
que me devora con su silencio...,
y un pequeño rayo de luz que resplandece
en medio de mi tormentosa consistencia humana...
Un nuevo amanecer se divisa a lo lejos,
pero quizás la distancia sea demasiado inmensa...,
como un abismo insalvable, imposible
de traspasar sin caer al vacío.
Y una inmensidad de leves susurros
tañen el hilo de mi confundida razón...
Un salto inmenso con la vista fija
en un resplandor acogedor que me atrae,
me persuade, me convence,
me mira y se burla de mí,
me ve y no me extiende su mano;
quizás yo no la veo..., y siento miedo...
Miedo de mi inquietud,
miedo a mi confundida razón,
miedo a dejarme llevar
por un viento que me domina,
que me lleva volando hasta esos parajes remotos
que el mundo me niega divisar...
Parajes donde la luz no cesa,
donde las tinieblas se sumergen reduciéndose
a sombras amorfas que se agitan,
que vienen y van, sin rumbo,
como esperando ser poseídas por alguien...
La hierba crece fuera y dentro de mí,
la vida me va inundando el alma
hasta hacerla desbordarse
de una fuerza y vitalidad desconocida,
ignorada por mí hasta entonces...
Y las yemas de mis dedos dibujan
una palabra en las nubes,
una palabra que flota sobre ellas
y cuyo significado es como un boomerang
que sale de mí, hacia ese trozo de vida
que también es mía...,
hacia esa prolongación de mi alma...,
para luego volver de nuevo a mí.
Y ahora siento que el universo me pertenece,
que vivo en un mundo donde la vida
no queda reducida al hecho de respirar
ni a ninguna función fisiológica;
también en mi mundo la vida consiste en amar...
Es como si hubiese llegado la primavera a mi vida:
El aire está impregnado del aroma del amor,
los suspiros se suceden uno tras otro,
buscando el oído en el que depositarse
y entonces no importa nada...,
sólo un objetivo, un sentimiento,
una relación, una vida...
Sólo importa ella, dentro de mi vida, a mi lado,
con su aliento rozando suavemente mi piel,
con sus ojos desprendiendo destellos de una luz
que ciega por su brillo esplendoroso...
Y una sola frase:
"Te amo, y quiero que nuestras almas se abracen,
y lo hagan infinitamente, eternamente..."
(25/03/92) |