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La oveja negra
Una noche, entre los susurros del acondicionador de aire, le llegó la pretensión. Desde entonces no olvidó el sueño y ahora, justo para cumplir los cuarenta años, él abría las ventanas de su vida. Era bella, de trato claro y amada por todos; su esposo, un varón que se movía en el ambiente social con sensibilidad y cordura. Habían procreado dos hijos que semejaban esplendidez. En su linaje no cabían protuberancias y oquedades. Ella anhelaba lo que en otras cunas sobraba. Deseaba una oveja negra.
Aunque tenía confianza con su esposo, guardó el secreto como parte de su nicho. Poco a poco el deseo adquirió una cuenta de susurros que aparecían como palomas sobre el cielo de su mente. Se vestía menos formal y dejó de asistir a la ópera, para volver la cara hacia expresiones más populares. No era raro verla en funciones donde se daban conciertos de jazz o bien ritmos afro caribeños. Su esposo, fiel acompañante, se extrañaba de los cambios, pero los atribuyó a los vaivenes que las mujeres tienen. Otras veces acudía a lugares donde un saxofón herido dejaba caer las notas en la penumbra.
Ella seguía siendo la mujer transparente y dadivosa con sus semejantes y con su esposo, la mujer apasionada; pero el silencio lo sustituyó por solos de trompeta, y la media luz por la oscuridad. El cónyuge se daba cuenta de su transformación, mas ella lo realizaba con la naturalidad de haberlo hecho miles de veces. Así la amaba, el disfrute de ella, era también el de él y optó por guardar silencio.
Su tez láctea contrastaba con los tonos ciegos y los vestidos amplios le daban un aire a la cadera que bamboleaba como lo hacen las cañas de azúcar cuando las mueve el viento. Se aficionó a las comidas sencillas y degustó el sabor del arroz y del banano.
Una madrugada, llegó una ambulancia hasta su residencia. En el servicio de urgencia no dudaron en intervenirla. Su marido sorprendido, veía al lado de ella un vástago; ella, hinchada del corazón, acariciaba maternal a su oveja negra.
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Texto agregado el 25-11-2004, y leído por 3614
visitantes. (11 votos)
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Lectores Opinan |
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19-08-2010 |
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Inconmensurable la dulzura y el cariño con la que contienes la trama imponiendo el ritmo que tú deseas, el ritmo de la corrupción. Egon |
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29-11-2005 |
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Vuelvo a mi cuento, oveja negra. Después de estos días de viaje he tenido que refugiarme en el calor de tus letras de oveja para recordarme de mi origen, de mi esencia similar a tu oveja negra. Gracias por escribirlo. Besos. Dainini |
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14-05-2005 |
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EXCELENTE. La oveja negra, si bien conlleva algo peyorativo, también es rompimiento, diferencia, identidad. Como lo veo, un hijo nunca será una protuberancia u oquedad, por lo que la oveja negra, la diferente, liberada, mutante, sería ella. Disculpa que no comente más que el contenido, la forma es espléndida. newen |
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05-12-2004 |
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Un gran cuento. Escrito con la claridad que te distingue. Se lee entre líneas y se disfruta cada palabra escrita. Tu texto invita a la reflexión. Sin dudas... las opiniones serán diversas. Hasta hay un cierto humor negro o sarcasmo que eriza la piel. Shou |
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02-12-2004 |
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Rubén, me gustó mucho el cuento. La verdad, no sentí que hubiera una crítica implícita a la mujer sino lo contrario. Entiendo el juego de palabras con lo de oveja negra. Veo que te criticaron por el tema y lo de la mujer, bueno, no te criticaron pero lo mencionaron. Creo que la mujer que cuentas no vivió realmente su vida, vivió una vida paralela pero junto a su esposo, pienso que en ese contexto es coherente tu posibilidad de usar esa expresión.
Un abrazo
miriam-chepsy miriam-chepsy |
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30-11-2004 |
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Ritmos caribeños, conciertos de jazz,arroz, plátano y el "broche de oro", un hijo negro.
Excelente! Me envuelves con tus letras, las disfruto desde el principio al final. Gracias. marimar |
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29-11-2004 |
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Muy buen texto, querido Rubén, toda un vida contada en un excelente ejercicio narrativo que no decae en ningún momento.
Mis felicitaciones. carloel22 |
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27-11-2004 |
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Humanísimo!!!!! ¡A cuántos/as nos sucederá lo mismo, aunque sin llegar a la "ovejita negra". Fue un gran placer leer este texto, me voy cantando cino estrellas. Porque me gusta cantarlas, gozoso. Un abrazo. Máximo islero |
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26-11-2004 |
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vaya. Espectacular texto. Excelente escritura, corto, corrido. Nada dices, el significado de la oveja negra queda tácito. Podría decirse que este texto fue creado para lectores inteligente, ja, yo tuve que leerlo dos veces. Volviendo al cuento, debo decir que es maginifico el grito silencioso del personaje y la aptitud omisa que hizo de los prejuicios. Rúben, es un placer leerte, me omociono cada vez que vengo y me encuentro extraoordinarios relatos que dibujan la vida cotidiana. Mi respeto como siempre y ante todo. Besos a tu alma. eu kitty |
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26-11-2004 |
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Te felicito, tu cuento, a mi parecer da para muchas interpretaciones, y eso es lo magnífico. El jazz y la música afro, me hizo pensar en una bella dama, amada por todos, su esposo varón de sociedad, ella sintió el cambio, lo tradujo en su vestimenta y su gusto por una música diferente, disfrazó su embarazo, anhelado y soñado, quería una oveja negra, una oveja más de su rebaño, pero negra, el sueño de un amor clandestino y romántico con un hombre de raza negra. Esa es mi interpretación humildemente, puedo estar terriblemente equivocada, si es así, disculpa, pero así como lo leí, en tu prosa perfecta, lo interpreté, lo disfruté por la magia de lo incierto. Mis cinco estrellas y mi admiración. Ignacia |
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26-11-2004 |
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El título es sujestivo, pero me parece muy duro el adjetivo de "oveja negra" para una mujer que decide vivir su vida a su manera, a su aire. Reinvindico a esa mujer y me pregunto, ¿qué se llamaría tu texto si el protagonista fuera un varón?. Tu escritura como siempre es limpia, llena de imágenes. El tema da para debatir. Abrazo compañero. meci |
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26-11-2004 |
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Me parece un relato excelente y lleno de ternura, muy bueno
yoria |
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25-11-2004 |
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La oveja negra llegó para la alegria de un corazón, ideas como esta son las que me incentivan a leer sus textos, reciba usted todas las estrellas del mundo, saludos. Aramis |
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25-11-2004 |
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Un breve texto, excelente y ágil, completo e inmediato. Una historia en veloces rasgos. Estupendo buen manejo del tiempo y la candencia del relato. Un abrazo, danielnavarro |
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25-11-2004 |
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Me parece raro que en pleno siglo XXI se desconozca el uso de los anticonceptivos... (es broma para amenizar la cosa un poco). Dicen por ahí que: "si es que el río suena es porque piedras trae" opciones solo opciones.
El cuento ta lindo, podrías hacer una segunda parte, esta la encontré un poco prejuiciosa anemona |
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25-11-2004 |
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"La Belle du Jour" en versión poética. Ya sabes Buñuel pasó muchos años rodando en México. Hay una película muy buena, allí rodada, se llama "Él" ¿La conoces? Besos maravillas |
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25-11-2004 |
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que buen relato, yo sumo mis estrellas
un cariño india |
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25-11-2004 |
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Dainini lo ha dicho todo. Yo te dejo mis estrellas... neusdejuan |
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25-11-2004 |
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Poco a poco la pretensión adquirió una cuenta de susurros que aparecían como palomas sobre el cielo de su mente.....¡Bello!!! Como todo lo que escribes, Rubén. Un relato cuyo personaje se rebela contra ella misma; se rebela a su modelaje de " vida perfecta" cuando en su yo intimo hay una mujer que reclama algo distinto, aunque eso implique romper con los valores de una sociedad que le impuso un molde, unos patrones. Ser oveja negra, qué importa, si de esa forma da al mundo su verdadero yo. Me recordaste un poema de Julia de Burgos, titulado " A Julia de Burgos" en el que ella se reclama a sí misma lo que proyecta ante la sociedad cuando en ella hay otro mundo muy distinto:" Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de Burgos. La que se alza en mis versos no es tu voz; es mi voz; porque tú eres ropaje y la esencia soy yo; y el más profundo abismos se tiende entre las dos. Tú eres fría muñeca de mentira social, y yo, viril destello de la humana verdad." Mi lluvia de estrellas. Dainini |
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