Ambulación desde el alba
Vengo siguiendo los pasos del alba,
Buscando los ocultos territorios de lo bello
En la luz deshenebrada ahora apenas por qué duendes?...
Aprieto entre los dedos
Cierta pequeñez
Palidecida de pesadillas.
Quiero alimentarla,
Quiero despertar y nunca más
Negarle ese reparo entre toda luz...
(Belleza en la ebullición que atestiguo presente:
Sino entre lo antiguo de mí
Y el reparo abierto con que desmembro, qué otras cosas
Además?...).
Extiendo sobre las luces del alba
Los pasos todos.
...Algunas palabras son sombras
Que me imaginan otro,
Y me dan falsos dones, destierro,
Y provocan y encienden mi fuga.
Ese otro
Es la sombra y sus repeticiones;
Ese distinto que me ocupa
Se derrama cuanto puede, hasta dónde?.
...Pero la luz penetra...
Entonces
Sigo hurgando entre los dedos abiertos del día que comienza
La recién nacida levedad
De los pasos del alba casi pura.
(Lo hermoso merodea la orilla mientras tanto
De dónde y entre qué aires encontrados sobre qué pisadas?...).
Sobre los ojos, la armonía íntegra
Del alba, sigue
Enterneciendo todo lo que toca...
(Una debilidad de orden
Mutila mi labor encendida aquí,
Me hace un lento degustador de esta agua eterna).
Aquella ternura es el bálsamo continuo
Del albor último (de no sé qué tiempo, o más,
De no sé si tiempo) y ahora pude poseerlo...
Quizá
Mantenga una ternura,
Una pequeñez que sepa mía, para poder alzar mi voz
Que entona la alabanza...
El alba sigue, mientas tanto,
Ajena a todo,
Su labor cotidiana...
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