Jugando al Gusano.


Cuando pones oreja a las ondas monocordes de tus días y al ritmo esclavizante de tus pasos por la acera; pronto ( o más tarde que nunca) te encontrarás con el chiflido de un cálido viento que se asoma anunciando una patria perdida.Si se, sonó nacionalista, no es mi inetento puesto a que no me refiero a la patria de escudos engalanados por animalitos encoronados , sino que me refiero a tu infancia, a tu patria, al lugar desde donde has venido vagando por esta vida, que actualmente esta siendo silenciosamente entorpecida por los fines normativos de minuteros y horarios. Esta infancia, que es tu única patria, que se tejía hace unas décadas atrás entre pichangas y las tallas de esquina, entre el blabla alegórico de los sabios abuelos que descansaban en las bancas de la otoñal tarde; entre plazas y juegos; es el origen de tu rincón verdadero (el barrio) y de tu tiempo, y no el de los acelerados carruseles que con alarmas matinales por destruir tu chronos originario.

¡ chanfle! Hartas cosas que te quitan estos carruseles. Si entre tanto papel y corbata hasta olvidaste nuestro ritual dominical e insignia del barrio: la pichanga dominical (la única, grande y nuestra) que auspiciada por Cristal y el Gato Negro (o en su defecto el Gato Blanco) generaba la amena conversa entre vecinos, que no tenia otro fin más que el de palabrear exclamaciones al aire y reir frenéticamente. ¿ Y que pasó? la olvidaste.

Existían muchos otros rituales, que eran cotidianos como el saludo infranqueable al mitico viejo de la osadas aventuras, o la infaltable bruja del 71 que todo barrio lleva por dentro y que vida generaba solo con la puesta en escena de sus lujuriosos peinados ante los vecinos/espectadores.Y bueno..lo olvidaste.

El rito lúdico de ese niño que corría a fantasear entre columpios y escondites de la plaza lo olvidaste, y solo tienes conciencia de que anoche te desplomaste sobre sus bancas luego de emborracharte por el despido inesperado, y no recuerdas que alli ejecutaste los gloriosos “pelaos” del jugar a las bolitas en la arenilla..Te vas maleando.

El rito de regar el jardín entre diálogos cruzados con quien ahora ni sabes como se llama y que a tu lado vive, lo olvidaste. Ahora sales de tu casa dando la espalda y haciéndote el ser pensante : el ocupado.

Claro, si todo estaba enmarañado en ritos cotidianos los cuales has invertido dándoles nulidad con tu abandono. Pero se te cruzan infranqueable y silenciosamente bajo la forma de imágenes presentes, y entonces recuerdas y anhelas,todo esto a la vez cuando vez a un niño a través de tu ventanal que dispuesto con la camiseta de Ronaldo chutea un balón....y listo! Se creo la imagen nostálgica y lloras el haber perdido el tiempo de el rodar de tu balón traposo que nutría tu pasión futbolera que era detenida ante el chillon llamado de tu madre que obligaba al nene a comer la marraqueta recién horneada junto al tibio tazón de leche, para que luego de una fugaz alimentación el show continuará en su modalidad nocturna en la calle con juegos como la escondia pelota, el paco ladrón, simón dice......etc.
Luego de la imagen nostálgica recuerdas tu condición de cosa que dirigida desde arriba, esclaviza su tiempo y sus formas generativas. Para anular este efecto, te propongo jugar al gusano. Como habrás observado, el gusano desplaza su cuerpo gracias a un increíble ímpetu energético que desarrolla desde su cola, para asi contagiar el movimiento hacia sus partes delanteras ( movimientos en forma de “S”) lo que bajo un efecto coactivo en su fisiología lo hace desplazarse y ser el tipo más feliz del mundo animal. Que la cola del gusano sea a tu patria escondida: a tu infancia, y que el desplazamiento sea al vivir, el recorrido diario, de tal manera que nutras tu desplazamiento bajo el fundamento de la experiencia cotidiana . del niño que fuiste, y de ahí generes las búsquedas ante el desorbitante mundo de carruseles y olvidos. Juégalo. Es gratis.


Javo.