Estoy muriendo por el sensato vacío
que me llena absolutamente,
agonizando al pronunciar
tu nombre por primera vez...
Alma que se desvanece mientras
piensa en el deseo de una utópica
vida dedicada a alguien...
La soledad me grita con voces mudas,
un mar de dudas en el que me sumerjo
una y otra vez...
La tristeza prepara su nido
y el olvido es el galán enamorado.
El miedo habla sin pronunciar palabra
y la injusticia reina sobre su trono de cristal.
¿Por qué he de divisar la destrucción,
por qué..., si mi vida se apaga tan lentamente?
Un pozo sin fondo, abandonado, olvidado...,
es lo único que poseo.
Y..., ¿por qué no se cierra
de una vez la herida...?
Profunda, frágil, desnuda...
¿Por qué siento que todo se desvanece
cuando grita por nacer...?
Vivo la vida que aún no me pertenece,
sueño con algo que no tiene forma en este mundo,
y mis lágrimas han de desembocar en algún océano.
¿Y qué puedo hallar en esa posible desembocadura?
¿Qué amor merece tanto la pena
como para seguir sufriendo sin más?
No quiero volver a nadar
en las aguas de la desesperación...
No quiero tocar el fondo de un mar
que ni siquiera me pertenece...
Y no quiero bucear por aguas agitadas
por una tempestad que ni siquiera existe...
No quiero morir y muero,
en ese mar que tú nadas...,
quiero morir y no muero,
en esa vida prolongada por tí...
Odio el pasado que me aprisiona
con manos falsas y sudorosas,
y el presente me rodea,
presumiendo de que es libre...
Nada me pertenece, nada poseo...,
tan sólo esa pena que me nubla
la ilusión de seguir adelante.
Y puede que todo termine..., por fin...
Tal vez quisiera morir, pero creo
que la vida está enamorada de mi...
¿Y quién se puede quedar impasible ante esto?
La locura es como la miel que cuidadosamente
fabrican las abejas..., ¡tan dulce...!
(12/02/97) |