Prisionero del desdén de tus abrazos de la mugre de tus labios. Alcanzándolo todo en un segundo y cada suspiro es una eternidad disfrazada de fracaso. Prisionero en ámbar sagrado en el oasis de Nunca Jamás. Sintiéndote parte de mí intentando apartarte de mi mundo ¡Fuera! Prisionero del recelo y la ignorancia de los besos que nunca me diste. En cada instante, a cada momento el ahora es un mundo que revienta, que se hace añicos... Prisionero de tus ojos azabache, carceleros de un deseo que no acaba. Prisionero de tus palabras y tus gestos. De tí
Texto agregado el 23-11-2004, y leído por 108 visitantes. (1 voto)