Columnas con hilos coherentes (Tratado filosófico sobre el inconformismo que llega a lugares impensables, y si los pensaste ni me quiero imaginar como te fue)
¿Porqué los hombres necesitan siempre lo que no tienen? ¿Porqué el inconformismo (o la mala cincurscripción del concepto de ambición) llegan hasta tal punto? ¿Serán estas características propias de nuestra naturaleza fundante?
Respuestas varias, de carácter científico o como manifestaciones del sentido común, puede haber sobre este tema. Lo cierto es que las generalizaciones no son validas (¿O los son?). Queramos o no, esto lo podemos encontrar en cualquier persona cercana, familiar, desconocida o fantástica. En algunas con tintes de estilo, en algunas por boca de ganso, en algunas solo nos alcanza con revisar sus basuras o la cantidad de veces que pinta la casa por semana (¿este tipo es obsesivo o yo solo pienso asi?). No obstante podemos explicar como funciona el inconformismo en la gente común ( o la que piensa con el común).
Primeramente, habría que separar el concepto de inconformismo del concepto (mal circunscripto) de ambición. Podríamos decir que la ambición es factor abstracto. Un sentimiento utópico. El ambicioso quiere todo. No ambiciona con un objetivo o un objeto, sino que después de poseerlo quiere otro objeto y/u objetivo. Por eso decimos que es utópico (sueño de todo hombre o casi lo mismo), es decir, es imposible (a quien se le hizo un sueño realidad; y por favor no me digan que los sueños de sorpresa y media eran verdaderos) tenerlo todo (a veces “es fácil convertirte en lo que criticás”; Ciro poeta barato pero útil); y es por este mismo motivo que las doctrinas capitalistas y comunistas fracasaron en todo su sentido. La capitalista porque la moral del hombre capitalista es conquistar al mundo a muy bajo costo (Uy!! ¡Que imposible!) con alguno de sus dones. Y la comunista por el solo hecho de venir del socialismo utópico de Henry Saint-Simon, y por querer formar una unión del mundo comunista casi intratable y mas intratable aun por la diferencia entre el campo y la ciudad que se dio en casi todos los regímenes comunistas pre-industriodesarrollados.
Por otro lado, el inconformismo no llega a ser ni una pequeña porción de lo que es la ambición con su sentido tan extremista. El inconformismo o la inconformidad no es un concepto sino un estilo de vida, un proceso, un forma de ser y no un termino ontológico. El inconforme avanza poco a poco, trepa hasta llegar a algún objetivo u objeto para después querer otros, y es en este sentido cuando se lo confunde con el termino “ambición”. Los inconformistas no quiere el todo sino lo que pueda llegar a alcanzar, pero siempre esta preparado para algo. Es aquí donde se construye la inconformidad como proceso y el inconforme mismo.Pero no confundir inconforme con indeciso (por este entiendo la capacidad de suceptibilidad continua de elementos de producción de sentido). De aquí se desprende que la ambición y la indecisión fracasan, mientras que la inconformidad triunfa en sus meros campos.
Ahora bien, si nos sentáramos a entrevistar a un hombre para poder encontrar marcas de inconformismo o ambición, este ante la sola presencia del entrevistador o su aparato seria tan calculador que lo encubriría en su seno mas oscuro y no nos dejaría paso luego para analizar las huellas. Pero ¿que pasaría si nos encontráramos con un inconforme en un kiosco, en un café, en la barra de un bar, y lo invitaramos a charlar del la nada como un tipo del común?. Diría un catequista: “Dios es bueno (o al menos así parecen representarlo) pero no buenudo (eso si lo sabemos bien)”. El inconforme lloraría penas ante nosotros, penas de objetos que no tiene, penas que se derritirían con sus proximidades para reactivarse nuevamente; llegaría a protestar esos objetivos. En este punto, en el inconforme como persona normal, es donde podemos encontrar su naturaleza, es decir, en el inconforme en su boca de ganso como dijimos mas arriba, y es allí donde se instaura el inconforme encubierto en il protestone. Por eso dejemos a los ambiciosos y a los indescisos en su lugar, pueden lastimarnos pero no tanto. Pero ¿Qué pasa con los protestone?
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