Inicio / Cuenteros Locales / La_columna / La gente del Arco Iris.- Del Compi Nomecreona
En España parece cada vez mas cercano el día en que todos los hombres y las mujeres, al menos en teoría y en cuanto al sexo, sean iguales ante la Ley. Mucho mas complicado parece que va a ser que lo sean ante la Ley de dios.
Mira que sí, que están empeñados en modernizarse, que se han cargado de un plumazo el infierno, se cargarán el limbo y acabarán por decirnos que eso del cielo es una patochada… Pero no, lo de los gays y lesbianas es que no les entra. Mucho menos, por supuesto, que se puedan casar o incluso adoptar hijos.
La iglesia dice que sí, que los acepta tal como son, que ya bastante desgracia tienen, pero eso siempre que no llamen la atención y que hagan sus guarradas a escondidas de sus escandalizados ojos. Que una cosa es reconocer pecadillos como la inquisición o mirar para otro lado con lo del holocausto judío y otra muy distinta admitir que su hipotética idea de Jesucristo tuviese cabida en sus esquemas mentales para tanto vicio.
Yo no termino de quitarles la razón a los obispos, la verdad es que cada cual tiene sus reglas y los pilares fundamentales de según qué instituciones no se pueden andar moviendo ni siquiera cada cierto tiempo.
Pero lejos de no admitir el matrimonio católico entre personas del mismo sexo, -allá ellos porque es su Iglesia, son sus reglas, sus pecados… y están en su derecho…-, ellos lo que quieren es que se de marcha atrás con una ley que cuando menos, es justa. Y arremeten al mismo tiempo contra los colectivos que defienden la idea. A este paso pierden toda su clientela “arco iris”, que la tienen… o la tenían.
La Iglesia, sobre todo su jerarquía, no termina de aceptar la separación del estado, el lógico laicismo de éste último. Normal, son demasiados años y eran demasiadas prebendas como para resignarse así, sin plantear una mínima resistencia.
Y así hay que tragarse, - porque como suelen ser accionistas, se les dedica aún en los medios de comunicación un espacio del que no son merecedores-, cartas pastorales de Obispos, siempre son los mismos, en los que se alude a la homosexualidad como una enfermedad; o la debacle que para la educación de un hijo supondría que sus padres fuesen una pareja homosexual y vivir conviviendo con semejante “degeneración”.
La verdad, no tengo muy claro si los hijos adoptados por parejas homosexuales serán más o menos felices que los adoptados por parejas de las de “toda la vida”. Lo que sí que tengo claro es que los hijos de parejas heterosexuales son, en muchos casos, tremendamente infelices y que hay multitud de padres desnaturalizados y depravados por muy “naturales” que sean.
No sé hasta que punto pueden sentirse excluidos, o diferentes a los demás niños por las circunstancias de su paternidad; pero me consta cuan diferentes se sienten algunos por causas de abandono, pobreza, malos tratos y desarraigo.
Ya sé que los experimentos es mejor hacerlos en casa y con gaseosa; pero es que no tienen por qué hacerlo peor. Y encima pronto, ante la ley, también tendrán derecho. Aunque les pese a algunos.
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Texto agregado el 23-11-2004, y leído por 283
visitantes. (8 votos)
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Lectores Opinan |
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01-12-2004 |
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Parodiando a Tagore: "Dejemos a los muertos (los curas) la inmortalidad de la gloria (las herejías de la iglesia), pero los vivos cojamos la inmortalidad del AMOR (sin apelativos ni géneros). azulada |
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28-11-2004 |
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Mira, según un estudio realizado en la comunidad de Madrid (donde, en el 2001, habían censados 10 mil niños que vivían con parejas homosexuales) los´chavales criados en matrimonios homosexuales no presentan ninguna diferencia ni ningún problema. Así que esa Ley, lo único que hace es regular una realidad que existe, pese a quien les pese. Y, por otro lado, la homosexualidad -como la heterosexualidad- no son, como se dice a menudo, "opciones" sexuales. Ninguno de nosostros elegimos qué tendencia sexual es la que nos predominará, sino que la desarrollamos de manera natural. Es, por lo tanto, "condición" y no opción. Así que otorgar los mismos derechos y obligaciones- a todos los ciudadanos sin distinguir por su condición sexual es un deber de toda democracia que se precie. Otra cosa son estos obispos, que no saben qué es una democracia puesto que su poder es jerárquico y teocrático. Es decir: medieval. Con su pan se lo coman. moebiux |
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27-11-2004 |
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Cada uno en su casa hace lo que le da la gana, y si la Iglesia no quiere homosexuales allá se las den. Lo único evidente es que la homosexualidad es una realidad inalterable e indiscutible que poco a poco se afianzará en la sociedad y se convertirá en algo cortidiano como dice sirena, y la Iglesia, con sus ideas indefendibles que ya no hay por donde cogerlas ni p'hacer un arreglo, se quedarán detrás, cada vez más atrás... y tendrán que meter la cabeza bajo tierra como las avestruces pa no ver. Entonces dirán que es el apocalipsis... jeje, bueno. Selkis |
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25-11-2004 |
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Dicen que la normalización es el primer paso. Aparte de la discusión si una familia homoparental puede hacer feliz o no a un hijo, también está la idea, no muy lejana, de que "el resto" de la sociedad (dígase quienes en su moral individual tendrán que ir aceptando poco a poco esta realidad) también se sienta feliz al respecto, y me viene a la imaginación una madre de edad mediana contándole orgullosamente a sus amigas "no sabes, no sabes Cleta el primor de novia que se ha conseguido mi hija, ya están haciendo planes de boda, espero ver a mis nietos pronto". Creo que ese es el mayor temor de la iglesia católica, que todos sean felices con la idea y no tengan más modo de señalar a nadie con su dedito flamígero y deban mejor meterlo en sus sacrosantos agujeros. sirena_viuda |
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23-11-2004 |
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Es cierto que muchos padres naturales no deberian haberlo sido nunca, y muchas parejas homosexuales podrían proporcionar un hogar maravilloso a tantos niños como lo necesitan. Al no permitirles adoptar no miramos por los niños, lo que nos preocupa es nuestro propio sentimiento de verguenza ante lo que nos parece "antinatural", que lastima que no tengamos los mismos reparos con todos los niños que sufren auténticas torturas a manos de sus progenitores. Una columna maravillosa yoria |
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