Generalmente son hermosas las forma de suicidarse, o eso parecen.
Se que a las personas les gusta saber el modo en el cual adiquirieron el pasaje al tren del cielo, o al subte del averno.
Es fácil hacerlo, y para el que realmente quiere viajar, cualquier oferta es buena; aunque seamos realistas: cuando te suicidas, no es lo mismo disparar en tu boca que atarte una soga al cuello y bailar encima de una silla que al final del baile ya no se encuentre debajo del suicidista.
Hay individuos que han nacido para adquirir la atención de los demás cueste lo que cueste, pero al contrario de lo que pensamos todos, estos hombres carecen de amor por el suicidio, los individuos normales, los que trabajan todos los días para sentirse ocupados y no inútiles. Estos son mas propensos a los suicidios, a los ataques del corazón, que en cierta manera se encuentra como un modo para quitarse la vida en el libro de los autocriminólogos.
Existe otro tema fundamental en la elección del viaje: El espacio.
El trayecto fundamental para seguir viviendo en un autocriminólogo es no ocupar mal espacio. No piensen mal, no hablo de los obesos, hablo de las personas que sufren del mal de la brújula. Mal que aterroríza a las personas que no saben dónde se encuentran paradas.
Hay personas y personas, pero si piensas matarte...no lo hagas...o hazlo...