Hoy me han hecho presidente de mi club. Que por si no os habeis dado cuenta por el titulo, es un club de paranoides de mi ciudad.
Pero, evidentemente, es una gran broma. Van a esperar que vaya todo bien vestidito hasta el atril de la sala de actos, con cuatrocientos socios paranoides, cincuenta socios honoríficos y veinte aspirantes. Van a mirarme casi sin poder aguantar la risa, mientras saco las hojas con mi pequeño discurso de agradecimiento. Incluso van a permitirme, mientras se lanzan miradas de complicidad de lado a lado de la sala, a que llegue hasta la mitad del discurso, y entonces uno de ellos, a una señal convenida, empezará con el humillante proceso de desenmascaramiento de la charada.
De alguna manera, alguien dará una señal, y un enorme letrero se desplegará a mis espaldas, en el que se podrá leer un mensaje vituperante hacia mi persona, haciendo escarnio de mis ilusorias capacidades hacia la presidencia de ***LO-QUE-SEA***. Entonces todos empezarán a reirse y a dar palmadas, y seré la risa de todo el club hasta el fin de mis días, o hasta que deje el club. En el fondo ellos no querrían que me suicidase, ya que entonces tendrian que elegir a otro desprevenido para ser el siguiente "presidente del cachondeo general", y podría tocarle a cualquiera de ellos.
Así que no voy a ir. Me voy a quedar aquí en casa, fingiendome enfermo, y les enviaré una nota de agradecimiento, conminandoles a elegir a otra persona más sana para afrontar el cargo. Eso es. Prefiero afrontar el peligro de todo el bloque de vecinos que conspira contra mi vida (ya puedo oirles arriba, en una reunión secreta ) que ser pasto de las humillaciones sangrantes de mi querido club.
Al fin y al cabo...que presidente de club de paranoides sería capaz de salir de su casa?
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