Aquellos que se van. Nadie sabe a ciencia cierta el porqué de su partida, excepto el hecho claro y tangible de que ya no los verás más. Ninguna persona a tu alrededor te pide que los extrañes, solo te das cuenta que siempre estuvieron allí, oyendo tus llantos, callando tus tentaciones, procurando tu descanso. Luego, un día cualquiera, ya no los ves. ¿Extrañarás aquello que te fue robado de las manos? Realmente no sabes como responder a esta pregunta, ya que simplemente, nunca te la planteaste.
Finalmente, comprendes que fuiste tú el que se fue y ellos no. Siempre estuvieron allí, pendientes de tí. Fueron en su época más que amigos, más que hermanos. Fueron casi tus padres. ¿Los recuerdas ahora?
Cuando te escondas en las noches y trates de llorar, piensa en aquellos que se van. Heraldos negros que son muerte y libertad. Vivos que ahora son muertos. Mentiras que en su tiempo fueron verdades. Recuerda. Tu sangre pertenece a ellos, y ellos, a la vez, pertenecen a tu alma. Nunca los olvides.
Porque más allá de las imagenes, más allá de las apariencias... estás tú. Sólo. Como siempre. Olvídate de tí, y se como ellos.
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