Llegó la hora de marcharse, el taxista dejó mis maletas en el suelo y arrancó el coche alejandose por la carretera; lo observé anonadada pensando en que ya no había otra posibilidad.
Levanté la vista y miré la fachada de la estación, era de madrugada y apenas había gente, el frío entraba por todas las partes de mi cuerpo y decidí resguardarme dentro.
Saqué mi billete del bolso, justo después de dejar mi equipaje en el brillante y verde suelo acenefado del lugar. Me senté como un peso muerto en uno de los bancos, cerré los ojos con la cabeza echada hacia atrás, mi gesto no dejaba de resultar triste y desolador, se sentía la desesperanza en mi mirada.
La espera producía mas dolor a mi dolor y el calor agobiante de aquel sitio me estaba asfixiando, me levanté del banco y salí a la zona de los andenes, cargada como una mula con todas mis bolsas y la enorme maleta, el aire entrecortado golpeó mi cara sin pudor cuando abrí la gran puerta que separaba la zona de espera de las vías del tren.
Volví a dejar los bártulos en el suelo y decidí dar un pequeño paseo sin importarme en terrible frío, comenzó a llover muy ligeramente, el viento transladaba las gotas de un lado para otro y éstas se incrustaban en mi rostro, me detuve en direccion a esas gotas, con los brazos cruzados y los ojos entreabiertos, en ese momento pasaron por mi mente todos los bellos recuerdos que dejaba atrás de forma tan cobarde, no lograba distinguir las gotas de mis lágrimas, no lograba diferenciar la oscuridad de la noche y la oscuridad de mis sentimientos, pensé : "era lo que tenías que hacer, ¿que otra cosa te quedaba mas que esto?, si.....que otra cosa me quedaba, ¿huir? o ¿ser infeliz?, no lo se, simplemente me marché de allí.
Volví donde estaban las maletas mirando al suelo y recorriendo con mis pasos el original dibujo que formaban los adoquines; mi horrible tranquilidad se vió interrumpida cuando el jefe de estación anunciaba la llegada de mi trén.
"bien, aqui está, llegó el final, o, el principio, quien sabe" ví las luces de la locomotora acercarse cada vez mas y mas, el sonido se hacia mas estruendoso a cada metro que avanzaba, poco a poco iba frenando y allí estaba yo enfrentandome a mi futuro y olvidando mi pasado.
El tren se detuvo totalmente, cogí mi equipaje y se abrieron las puertas. |