La vida cotidiana es para mí, lejos, el mejor tema. La naturaleza de todo ser vivo, de todo ser humano. El lograr capturar las expresiones desapercibidas día a día, dejarlas ahí…enmarcadas, casi como para comérselas y que te queden en la mente, es lo que me llama a tomar las llaves de la casa, unas cuantas monedas, mi bolso y mi cámara digital para luego salir a las calles. Pero no, porque de ser así…perderían toda su gracia.
Suelo imaginar el que podría haber pasado detrás de cada rostro al que logro tomarle la foto, basándome en su expresión para narrar la historia que pasa los límites de la lógica y la coherencia en una libreta.
Si llegase a tomarle la foto a un objeto...lo importante, en ese caso, es la sensación que te produce al mirar la foto, no importa cual, pena, alegría, risa, enojo, frustración, satisfacción…da lo mismo, lo divertido es observar las reacciones, ya sea en mi o en otros.
Y de tomarle la foto a un paisaje, me dispongo a pintarlo después, pero a mi manera…ya sea figurativa, abstracta, expresionista, etc. Tratar de impregnar las emociones en los colores y en la tela, para que el espectador saboree el momento, lo interprete, lo debata, lo represente…en otras palabras, que haga lo que quiera con la obra, pero sin llegar a ella físicamente.
De poder tener mi propia cámara digital, ya que la que uso es de mi hermana mayor; la llevaría siempre en el bolso, sin temer a que me la roben, sacándole el máximo provecho, puesto que mi lema es: “toma mi cámara en cualquier lugar”
[ensayo para un examen final]
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