Se levantó sólo con unas piernas que sin dificultad trataban de localizar una taza de pozos fétidos. Se dejó caer en ella y se le mojaron los muslos. Caminó hasta la cocina, quiso coger un vaso, pero como únicamente tenía piernas, le resultaba muy difícil. Saltó hasta la encimera, una vez allí le pareció una horrible desventura que en el proceso de evolución hubiésemos perdido los dedos oponibles de los pies, y como carecía de manos para hacer un cuenco, ¡cualquiera solucionaba el problema de la sed!. De pronto advirtió que tampoco tenía boca, así que decidió con un cuchillo extraviado que había próximo a la nevera, rozarse, y abrir un orificio para dejar entrar el agua; cuando hubo rajado su pie izquierdo lo paseó, dejando un rastro rojo, hasta el fregadero, mientras el otro pie luchaba por abrir un grifo. Cuanta más agua caía, mas relajado se sentía. El nivel de agua subía y sin llegar a la altura del tobillo salió disparado pensando que se ahogaba. Se acurrucó en un paño y tuvo de nuevo la misma sensación; era la raja-boca obstruida la que reaccionaba. La boca tosía buscando alejarse del paño maloliente, ahora encarnado. Flojas y cansadas deambularon por el pasillo hasta alcanzar la cama, allí se toparon con un cuerpo íntegro y la emoción hizo, distraídamente que su pie herido buscara los labios de su amada, al notar resbalar su sangre en aquel rostro blanco decidió deshacer, deshacer, deshacer, deshacer, deshacer ..... hasta la primera página de word.
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