Ese frío tan familiar, tan estigmatizante recorriendo mi espalda; es la muerte que se arrastra entre mis vértebras clavándome sus uñas en la vida.

No le recordaba, no hace tiempo; pero la latitud de tu deseo lo ha despertado y la pregunta obligada se presenta sin deseos de responder; esperando que esa respuesta te deslumbre tarde o temprano.

Esta oscuro y la lluvia se ve al horizonte, creías que sola estabas en aguas profundas pero yo estoy en profundidades mas abismales que tu. El viento sopla trayendo su aliento inocente y su curiosidad maldita, los sicomoros se estremecen y las hojas caen; yo las siento debajo de mis pies descalzos como si fuera ayer, porque fue hoy.

No tolero el reptar de la muerte, el recuerdo, el mensaje mimetizado entre sus actos y figura de bronce en llamas que recuerdo tan bien.

La inocencia se pierde y el miedo acecha, la muerte acecha como lo hizo ayer, como lo hizo en el pasado trayéndome su manto de miedo.

El fantasma se presenta y ha vuelto; ¿ella porqué? Y ahora; ¿Tú?.

A veces me haces sentir como si viviera al borde del mundo, de la vida; “es solo la manera en que sonrío”, dijiste.