Giros del lenguaje
O el frontón

Esta mañana se realizaba la marcha mas grande de los últimos años en Santiago, como mañana primaveral con aires de verano el día se veía venir con furia, hablan algunos de 60.000 o más almas caminando para reivindicar el derecho por vivir en un mundo más humano, el personaje central, BUSH, de lo que me quedó, algunos gritos que manifestaban rabia y alegría, uno de ellos “Bush, Bush, bush no tiene bolas, tiene dos tapitas de la coca cola” jajajajaja, que buena, terminó el gigante acto cuando respondiendo a provocaciones mutuas (que nunca se sabe de donde llegan o quien las dirige) los pacos de siempre arremetieron con todo, lanzando gases cada vez mas tóxicos y aguas de los guanacos con mas químicos para generar alergias en la piel de quien sería mojado.
Pero, lo que me lleva a escribir no es la marcha en si, sino el como el idioma hace que la comunicación sea tan linda.
La Mujer era alta, morena, de ojos grandes que a ratos se escondían en unos lentes ópticos que corregían las imperfecciones su mirada, mejor dicho su visión, la conocí cuando hacía hora leyendo revistas del corazón, de esas que siempre hay en las salas de espera de las consultas medicas, Cosas, Caras, de laboratorios, quizá alguna línea aérea, de aquellas que uno baja del avión en algún viaje hecho hace ya tiempo ¿Por qué no hay algún Play Boy o Play Girl? No lo se, pero, la última visita en la sala del dentista había una revista con catalogo de herramientas de tortura, la próxima que vea a la doctora le preguntaré el por qué de sus revistas.
La doctora, era corazón puro, cardióloga digamos qué, por cosas anexas la había conocido en aquellos malos años, más de un electro miró, alguna vez me recetó alguna medicina , si muchas charlas, de aquellas necesarias cuando se viven días complicados, cuando se requiere relajar el alma por las presiones, en esos periodos en que uno anda mirando para todos lados y cuidando cada palabra que se dice. Con Aleja podíamos hacerlo casi tranquilamente, me recordaba de ella por varias circunstancias, la marcha y el que hace un par de días hubo un congreso de la defensa del castellano como idioma, congreso que se hizo en Rosario, allende Los Andes.
El idioma, la lengua, como en todas las cosas de la vida, hay quienes quieren se mantenga intacto y la vida es cambiante por ello el idioma es también cambiante la Alejandra a veces era de idioma rígido, buscaba el termino exacto, puro para cada cosa, solo que uno no vive solo y a veces se lleva encontrones lingüísticos.

“Héctor, tengo una paciente nueva”
Doc, pero no me hable de intimidades de su pacientes que caerá en pecado.

“Hombre sino no es nada grave, mas bien loco, ya que me tuvo en ascuas como decían las abuelitas” te voy a contar la historia ya que no tiene nada de grave, además que ni siquiera sabes quien es ella, y tampoco la conocerás”

Doctora, hay una nueva paciente que quiere que usted la atienda – se lo que dice la secretaria a Alejandra cuando llega a la mesa de ella, y le entrega la ficha que le hizo-
Alejandra lee la ficha, una mujer joven, proviene de Bolivia, profesional, la hace entrar.
Entre ambas se hace una buena relación, la confianza necesaria para que Alejandra haga un buen diagnostico y busque como curar la enfermedad de la mujer.

¿Doctora, sabe?
¿Qué ocurre?
La paciente habla pausado, como si midiese lo que está diciendo y mientras piensa lo que dirá como próxima frase.

“M familia es una de esas muy formal, conservadora al extremo, así que en casa no se hablaba usando términos que se acercan a la grosería, y más aún, había que pedir permiso para decir algo si estaba mi padre en la mesa, mi hermano mayor era quien ocupaba el lado derecho de la mesa, al costado de mi padre, ni pensar en hablar de cosas ligadas a lo que tiene que ver con el sexo, por ello me cuesta hablar de mi con extraños y menos visito médicos del sexo masculino”

La doctora la mira espera ya que piensa que viene algo, así que abre los ojos y el cerebro para oír la confesión que vendrá.

“Me duele el frontón”
“Que dijo”

“Que me duele el frontón”
Alejandra mira, no entiende nada, le vuele a preguntar
“¿Qué le duele?
“Pues, el frontón” – reitera la paciente –

Alejandra, rata de entender, recorre su vida médica y sus años de estudiante, recorre su amplia enciclopedia de términos humanos, su enciclopedia es casi tan grande como la Encarta, busca en la F y no hay ningún frontón, así que le dice

“La verdad no le entiendo” no entiendo y no se en donde está el tal frontón o lo que sea, mire he recorrido todo lo que conozco del cuerpo y no encuentro ningún frontón, solo una frente más nunca he visto un frontón en el cuerpo.
“A ver como le explico doctora” ¿Usted conoce los frontones?
Si, los únicos que conozco son los que usan los que juegan tenis., para entrenar

“Si, ve pues ya nos vamos entendiendo” – dice la enferma con mayor decisión –
La verdad que le entiendo menos – dice la doctora –

“¿Doctora, para que usan el frontón?”
Bueno, lanzan las pelotas para ver reflejos.

“Si doc, pero ellos lanzan las pelotas al muro y ¿Qué pasa?
Mire, tiran las pelotas de tenis y allí rebotan. – Dice ya algo molesta Alejandra –

Eso mismo doctora, en esos frontones rebotan las pelotas de tenis, en el mío, rebotan las de mi marido.

Curiche 20 de noviembre 2004


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