Átame
El buso azul que intentaba cerrarse con nueve diminutos botones sobre un 36 B impactante y con olor a bebé venia hacia mí caminando por el pasillo, con una ternura que haría suspirar hasta al mas fuerte, frío y rudo de los hombres sobre todo el planeta; a él, atada venia una mujer, una mujer mas hermosa que todas las mujeres hermosas y maravillosas de todo el planeta; a ella atado un morral de tres cierres rojos; a él, atado una vida de risas sobre las tristezas y a esa vida atada mi razón y mi ser, y sin embargo no eran cadenas que me hicieran afligir y sentirme esclavo, no eran barreras para mi cuerpo, ni sogas para las alas de mi imaginación.
Al llegar, mis dedos, torpes por el frío y por mis nervios, recorrían su rostro suave que era como un desierto de dunas perfectas que nunca han sido recorridas por ningún caminante; Sí, ese rostro sedoso y limpio de maldad era recorrido milimétricamente por mis yemas en una danza de apareamiento mientras mis labios y sus labios, mis poros y sus poros, mi saliva y su saliva, mi esófago y su esófago, mi cuerpo y su cuerpo, mi vida y su vida se ataban, se entrelazaban.
Sus ojos me embriagan como sidra a un gato joven, conocía de ellos, detalladamente, sus colores, sus tonos, sus desmadejados suspiros y todo el conjunto era mi vida; ella existe en mi y yo existo en ella, porque esos ojos son mi prisión, son los que me atrapan y no me dejan escapar. No necesitamos luna para enamorarnos, ni chocolates para apasionarnos, ni palabras para mentirnos, ni odios para dejarnos.
Margaritas impares, millones de fragmentos de tiza, sonoras carcajadas después del timbre escolar, detonantes silencios mientras caminas por el pasillo, veintiún mil seiscientos cuarenta y ocho segundos día tras día en espera; para que su cuerpo y mi cuerpo se entrelacen, se aten; su rostro como perfectas dunas de desierto, nunca antes recorridas por un caminante, ahora recorridas por mis dedos, torpes por mis nervios y por el frío. Y al buso atado una mujer , una mujer mas hermosa que todas las mujeres hermosas y maravillosas de todo el planeta; ; a ella atado un morral de tres cierres rojos; a él, atado una vida y a esa vida atada mi razón y mi ser... Átame, porque eres mi vida y yo te amo.
|