Otra vez has pasado cerca de mi corazón y has hecho que se estremezca mi sensibilidad por tu delicada sonrisa de niña traviesa.
No dejas que piense ni me concentre, solo que sueñe que estamos juntos por fin.
Parece un juego utópico y maléfico el que siga por ti enamorado, de una chica perfectamente sencilla y buena, alguien que jamás cambiará lo que tiene, por mi.
¡Maldito destino que haces que me sienta feliz y triste al mismo tiempo!, que esté bien junto a ella y a la vez me duela cuando se marcha.
El afilado filo de una espada de respeto hace que no traspase una línea que cada vez me tienta más a alcanzarte y demostrarte lo que siento.
Has pasado de nuevo por mi alma y creo que has despertado a un viejo fantasma enamorado de una poesía de amor, a un sentimiento abstracto pero no por eso menos lleno de amor y comprensión.
Hay veces que te venero, otras que me río de lo que siento y otras simplemente lloro por amar a quien no me ama y por sentirme solo y aturdido.
La frustración es mi aliada en estos casos de penumbra y triste soledad, una soledad que ha llegado a ser mi más valedora y grandiosa defensora.
A veces me levanto y pienso que debo olvidarte porque el tiempo corre en mi contra. La vida pasa y no puedo seguir pensando en alguien que no lo hace en mí.
Tengo miedo de ti Ali. Tengo miedo de que sea para ti un pasatiempo en un mundo lleno de aburridos estereotipos, tengo miedo de perderte, tengo miedo de poder tenerte.


Te quiero.