La certeza de continuar siendo determinados. De este modo puede abordarse el reciente lanzamiento, por parte de Microsoft, del buscador MSN Research. Una herramienta que, capaz de analizar más de 5000 millones de sitios, surge con la intención de discutirle a Google la supremacía en lo que a buscadores virtuales se refiere. Aún por sobre esta contienda comercial, vale recaer en algo que no se modifica: el control de datos y variables culturales continúa en poder de los países más desarrollados.
Así, la capacidad de rastreo de este nuevo emprendimiento se suma a lo ofrecido por Google; empresa que hoy permite navegar por más de 8000 millones de espacios web. Obviamente, ambos buscadores responden a los intereses de la principal potencia planetaria, lo cual implica ceder la iniciativa y el control, casi sin resistencias, de gran parte de las múltiples variables de significación que hoy se encuentran presentes en el mundo.
Una muestra de esta determinación puede ubicarse, con relación a lo expuesto, en todo lo referido a MSN Research, dado que la versión existente de esta herramienta solamente se encuentra disponible en 11 idiomas, y apenas incluye a 26 países. Esto implica, por ejemplo, que si tomamos el caso de Argentina (excluida de este listado de naciones contempladas) resulta imposible rastrear sitios web estrictamente modelados en este país. De este modo, la oferta existente sólo se ajusta a aquellos espacios que, según criterios foráneos, exhiben de manera conveniente las representaciones que los países centrales se hacen con relación a las naciones subdesarrolladas.
Obviamente, este retrato manipulado remite a visiones acotadas de aquellos países que no cuentan con los medios necesarios para divulgar su riqueza simbólica. Así, el criterio externo se permite la utilización del estereotipo como estrategia que, efectiva, permita perpetuar el control que la estructura dominante ejerce sobre los sectores menos poderosos.
Una vez más, los imaginarios que tienden a forjar una opinión desfavorable, con relación a las naciones subdesarrolladas, culminan por verse fortalecidos. Así, las posturas que sólo contemplan a estos países como sociedades atrasadas, incultas al extremo, y perpetuamente desorganizadas, encuentran nuevos modos de justificación merced a una tecnología que, lejos de estimular la universalización de los contenidos, tiende a acotar la producción de saberes a sólo aquello que los países centrales consideran relevante.
Continuando con el análisis iniciado, vale destacar que el novedoso MSN Research se encuentra linkeado al modelo 2005 de Encarta –la enciclopedia virtual de Microsoft- lo cual significa extender la supresión de aquellos matices que distinguen a las distintas culturas existentes. Si algo caracteriza a la citada Encarta, es su tendencia a simplificar el valor de aquellas formas de expresión que escapan a los postulados preponderantes. Por consiguiente, toda opción de acceder a modos de conocimientos diferentes emerge subsumida a criterios de existencia y significación claramente etnocentristas.
En un planeta en el cual sólo el 7 % de la población mundial goza de las bondades de internet, la posibilidad de aumentar la divulgación de bienes simbólicos, que excedan a los modelos dominantes, aún se visualiza como descabellada. El aumento en la capacidad de los dispositivos lejos está de significar un progreso para quienes intentan romper el cerco de los bloques hegemónicos. Un ejemplo de este sometimiento: el inglés prevalece en casi el 80 % de los espacios virtuales. Y esto pese a que menos de 1 de cada 10 habitantes del mundo habla este idioma.
De este modo, el centralismo aumenta sus estrategias para sostener, casi sin fisuras, las asimetrías socio-económicas existentes. Principalmente, a través un sistema que no sólo posibilita el control y la determinación de las distintas culturas, sino que además postula una realidad en la que, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el 80 % de la riqueza mundial descansa, sin modificaciones aparentes, en las arcas de sólo el 20 % de la población planetaria.
Nuevamente, la discusión respecto a la defensa y la valoración de nuestras formas de identidad merece retomarse. Plantear un cambio en lo que a políticas culturales y sistemas de educación existentes se refiere, es algo que debe contemplarse con suma seriedad. De lo contrario, todo intento tardío por abandonar la sumisión simbólica devendrá en un reduccionismo irreversible. Quizás ha llegado el momento, para los países en situación de dependencia, de contemplar con seriedad -al menos por una vez- todo lo referido a la alternatividad y sus variantes a explorar. La protección y la divulgación de nuestras idiosincrasias, el respeto por lo que somos, claramente lo merece.
Patricio Eleisegui
El_Galo
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