LA NIÑA DE MARIA

Había una vez en un país muy lejano una pareja muy pobre. El marido tenía 65 años y la esposa aparentaba casi tantos como él, aunque era mucho más joven.
Apenas tenían para comer y se alimentaban de lo que cultivaban.
Cada día se levantaban al alba para trabajar la tierra y terminaban al ponerse el Sol, pero todo ese esfuerzo quedaba compensado porque se tenían el uno al otro y se querían mucho.

Algunos de sus familiares habían tenido que emigrar a otros países en busca de trabajo y se habían separado de sus seres queridos.

En el otro extremo del planeta había una mujer que se llamaba María. Ella vivía sola, tenía casa, trabajo y mucha vida por delante, pero no era feliz, le faltaba algo muy importante.
Cada día rezaba a Dios para pedirle una hija pero Él no parecía oir sus ruegos.

Un bien día la esposa pobre dió a luz a una preciosa niña. Estaba muy contenta pero desgraciadamente no podían tenerla.

¿Qué vamos a hacer querida? No podemos alimentarla. - Decía el esposo.

Así que fueron a la Iglesia del pueblo y rezaron a Dios para que les ayudara en esta nueva tarea que les había impuesto.

Al salir de la Iglesia vieron una cigüeña que les habló. Ellos se quedaron muy extrañados pues nunca habían visto una cigüeña que hablara.

¡Yo os puedo ayudar! - Dijo la cigüeña – Si me dejais a vuestra hija puedo llevarla a un lugar muy bonito donde será bien recibida y tendrá mucho amor.

El matrimonio se quedó entusiasmado pues la cigüeña les estaba ofreciendo la respuesta a sus plegarias.

- Un bonito lugar para nuestra hija donde podra crecer feliz- Exclamó la esposa.

Entonces la cigüeña envolvió a la niña en pañales y se la llevó volando muy alto.

Mientras en el otro lado del Mundo...

Era una preciosa mañana de primavera. El Sol estaba brillando y el mar estaba más azul que nunca.
María se despertó como cada mañana un poco triste, pero esta vez tenía una corazonada, algo bueno iba a suceder.
De repente oye unos golpes en la ventana. Extrañada fue corriendo a ver qué sucedía.
Cual fue su sorpresa cuando vio a una cigüeña que le estaba hablando.

Hola María – Le dijo la cigüeña – He venido a traerte un precioso regalo.

María extrañada, pues nunca había visto una cigüeña que hablara, le contestó:

¿De qué regalo se trata? Pues no creo que me traigas lo que más deseo en el mundo.

Entonces la cigüeña dejó el bulto que llevaba en su gran pico sobre los brazos de María.
Ella muy sorprendida fue quitando los pañales uno tras otro hasta que vio aparecer unos preciosos ojillos negros y muy brillantes. Era la niña más bonita que había visto jamás.

La cogió en sus brazos, la abrazó y la besó y muy contenta y feliz se giró para darle las gracias a la cigüeña que hablaba. Pero la cigüeña había desaparecido sin dejar rastro.

María cogió a su niña, la entró en casa y abrazándola con fuerza le dió las gracias a Dios por haber oído sus plegarias.

FIN.