Tiéndeme tu mano desde tu país infinito de eternas miradas.
Y será entre tanto, entre tanto ruido de mis días y tus diástoles que llegue de pronto la calma.
Extraña calma que me arrastra hacia otros mundos, paisajes inagotables de limitadas noches marinas.
Quizás sólo fue esa mano.
O quizás sólo sea tu mano.
Texto agregado el 22-06-2003, y leído por 303
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