Eres como una aguja aguda clavada en el fondo de mi muslo, que por mas que la succione no sale, por mas que sangre corra no se quema, ni el sol secante la evapora
una espina, con labios perfectos, suaves, delineados a pincel claro, que vuelan por entre mis dedos y se desvanecen en una triste caida del paraiso a la realidad , mas que triste caida, dura, pues mis pies y mis ojos sangran desquiciado amor pretificante, amor dulce envenenado por tus pechos, por tus piernas, amargamente asesino, ese veneno que son tus ojos me atan al arbol antes florido, ahora podrido de la realidad, los miedos y la impotencia
me pudro aqui, cabeza gacha observando tu danza macabra
mirando tus pies desnudos, recorriendo con mi lengua tu boca
desnuda me miras, me observas atado a este infierno real, a esta agonia mortifera, a esta pudricion asqueante. me observas, y sigues danzando
ahorcame de una vez en una de estas secas ramas
diluye mi sangre con la tierra, clavame mil navajas en el vientre, pero no me sigas cautivando con tus sacro-besos oxidantes, no sigas.