En el umbral de la penumbra las ruinas los restos del naufragio y la luz de la luna No me digas que el viaje ha acabado que no quedan medicinas para aliviar al postrado que escribe estas líneas En la duermevela de la noche la espera la nada primera y ningún atisbo de reproche La calma acaricia el reloj el sueño dirige el timón timonel de azarosa ejecución dimito no queda elección.
Texto agregado el 16-11-2004, y leído por 152 visitantes. (1 voto)