Llora, chiquilla, llora
tus lágrimas son como el rocío
que en la mañana realza
la belleza de las rosas
Llora por todos los hombres
que nunca sabrán llorar
por todos aquellos que prefieren
derramar la sangre, la sangre de otros
antes que una sola lágrima propia.
Llora chiquilla
mientras aun tienes edad
de llorar sin son ni razón
que cuando secan nuestros llantos
en piedras nos convertimos.

Llora también, señorita
por tus dolores de adolescente
por creer que el universo se muere
y que tu corazón maltrecho
encierra el sufrimiento del mundo.
Llora por los que corazón no tienen
incapaces de conmoverse
por cuatro versos, por la luna poeta
por una sinfonía o por unos arpegios
por el alba naranja , el ocaso morado,
por una bella flor, por un rayo de sol
por esta caricia que alumbra la cara
y la sonrisa de un adulto
tanto como la de un niño.

Llore Señora, también llore Usted
por todas las palabras
que ha dicho Usted
llore aun más si puede
por todas las que nunca llegó a decir
por estos amores que tanto le dolieron
y por tantos amantes que jamás han amado
sino a ellos mismos en los ojos del otro.

Llora chiquita
tus lágrimas mantenlas vivas
pero llora de alegría
y de cada una de ellas
haz un diamante,
una perla de esperanza.